Una sola Tierra
“Una sola Tierra” es este año el lema del Día Mundial del Medio Ambiente. También fue el mismo lema de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo celebrada en 1972. Cincuenta años después, sigue vigente.
El propósito de la creación de esta fecha no es otro que trabajar la problemática que gira en torno al medio ambiente; hacer que las personas, comunidades, empresas y gobiernos tomen conciencia acerca de la magnitud del problema, sus consecuencias y animarlos a ser parte del cambio. Es decir, fomentar la cooperación conjunta, desarrollar actitudes hacia temas ambientales y convertirse en agentes activos de un desarrollo responsable y equilibrado. En pocas palabras, esta conmemoración nos llama a vivir en armonía con la naturaleza y es responsabilidad de la humanidad salvaguardar sus recursos finitos.
La Organización de Naciones Unidas considera que el tiempo ya se nos acabó. El discurso que se tenía a principios de milenio de dejar un mundo mejor para las generaciones futuras, sencillamente no es suficiente: ya estamos viviendo estragos de la crisis climática.
Aun cuando algunos logros ambientales se han podido conseguir a través de la acción multilateral, la ciencia sigue siendo irrefutable. Los patrones insostenibles de consumo y producción están alimentando la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, además del incremento en la contaminación y los desechos.
El mundo sostenible que aspiramos conseguir a través de la Agenda 2030 requiere repensar el modo en que interactuamos con la naturaleza. Hoy más que nunca es fundamental vivir de forma sostenible, a través de cambios sustanciales.
Invito a las personas a reflexionar sobre la manera en la que consumen, a las empresas a desarrollar modelos ecológicos y llevar a cabo sus actividades de forma respetuosa con el ambiente y a los gobiernos a apostar por modelos de desarrollo sostenibles.
El desarrollo sostenible debe ser el norte que nos guíe a todos, por ello es necesario lograr un balance entre las necesidades del ser humano y los recursos que nos proporciona el planeta elaborar un modelo de desarrollo en el que se respeten los umbrales que establece la naturaleza, su capacidad de regeneración, así como su derecho a existir y mantenerse.
Necesitamos respuestas urgentes de acción colectiva y de construcción de nuevos pactos para el manejo responsable y justo de los bienes comunes de la humanidad.
Es necesario que todo ciudadano reciba una enseñanza y, fundamentalmente, una educación ambiental, que forme y desarrolle una personalidad que permita a los dirigentes, los profesionales, los trabajadores de la producción y los servicios, la manifestación práctica de la política, el desarrollo científico, técnico y económico, así como social, que tengan en cuenta la protección del ambiente.
Seamos aliados del comportamiento ambiental. El Día Mundial del Ambiente no debería limitarse a un solo día, por el contrario, debería generar un compromiso ambiental en cada uno de nosotros para toda nuestra vida, ya que a lo largo de esta nosotros seremos los responsables directos con cada una de nuestras acciones para mejorar las condiciones ambientales.
Debemos tomar conciencia de que un entorno degradado es sinónimo de una calidad de vida exigua para los seres humanos ya que difícilmente en un ambiente degradado pueda desarrollarse una sociedad próspera.
Directora de la Licenciatura en Gestión ambiental, Licenciatura en Higiene y Seguridad Laboral y Licenciatura en Turismo, Universidad Blas Pascal