Una puja de derechos que impacta en la medicina privada
El proyecto para promover la inclusión de la gestión menstrual en el Programa Médico Obligatorio (PMO), de modo que las obras sociales y las empresas de medicina prepaga provean a sus afiliadas toallitas y la copa menstrual, entre otros elementos, es importante para muchas mujeres para las cuales estos insumos son onerosos y también es un avance en pos de la igualdad de género. Pero, de ser aprobado, seguramente se sumará a una interminable lista de derechos imposibles de ser atendidos por un sistema quebrado.
Algo que beneficiaría al conjunto, y que no implicaría un alto costo, hoy se hace imposible de sustentar, al sumarse a decenas de leyes dictadas por enfermedad, que exigen medicamentos que cuestan miles de dólares (además de servicios de transporte, reformas edilicias, alimentos y educación especial), procedimientos costosos como los tratamientos de fertilización, operaciones estéticas para reafirmar la identidad de género, entre otros. Todos derechos, todos necesarios. Pero incumplibles.
Los fondos de obras sociales, prepagas y mutuales son ni más ni menos que los que da la recaudación. No son fondos elásticos como los del Estado, que acomoda partidas, hace licitaciones, compras conjuntas, emite moneda, etc.
Realmente la sociedad argentina tiene una visión distorsionada de lo que es el sistema de salud. Pocos saben que de las casi 300 obras sociales que hay en el país, sólo 24 están en condiciones de cubrir las prestaciones que exige el Plan Médico Obligatorio. Es una cuestión matemática; los costos están superando largamente la recaudación, no sólo por los nuevos gastos que sumó el Covid-19, que incluyó hasta el alquiler de hoteles para aislamiento, además de internaciones en terapia intensiva de varias semanas para miles de personas. Paralelamente debe seguir proveyéndose la medicación de alto costo (algunas de más de 350.000 dólares el tratamiento).
¿Cómo se entiende que se incorporen obligatoriamente nuevas prestaciones si se cuenta con los mismos ingresos? ¿Se actúa de esta manera en una economía familiar? Se estima que para cubrir las prestaciones que se incorporan al PMO se debería aumentar entre un 30 y un 40% lo que hoy se recauda, por vía de subir los aportes y retenciones o con aportes del tesoro, como hacen en Uruguay. Hoy es una brecha inalcanzable.
Entonces, lo que se está dando en el sistema de salud es una puja de derechos. Porque los fondos de obras sociales, prepagas y mutuales son ni más ni menos que los que da la recaudación. No son fondos elásticos como los del Estado, que acomoda partidas, hace licitaciones, compras conjuntas, emite moneda, etc.
De continuar incluyendo coberturas al PMO sin una evaluación de capacidad de financiamiento, sin determinar de dónde saldrá el dinero para pagarlas, en 2030 menos del 4% de la población (con tratamientos de alto costo o necesidades extra sanitarias) va a gastar el 100% del presupuesto de la seguridad social. El 96% de los usuarios tiene hoy un futuro incierto en cuanto a su cobertura de salud.
Hay quienes tienen una imagen distorsionada de la seguridad social y la medicina prepaga; consideran que son un servicio de lujo para ricos y famosos. Pero el sistema de salud es un todo formado por diversos componentes. Mientras los usuarios -muchos de los cuales pagan sus cuotas con mucho esfuerzo- contribuyen a sostener la salud pública con el pago de impuestos, además ayudan a descomprimirla atendiéndose en otro sistema. Imaginen el desborde que habría si un día los millones de usuarios de la Seguridad Social y la medicina prepaga migraran al sistema público.
Dos importantes causas de la crisis que hoy atraviesa el sistema tienen como responsables a legisladores: una de ellas es la demagogia, la carencia de información técnica sobre el sistema sanitario o el desinterés sobre las consecuencias de sus decisiones; la otra es la presión de lobby de algunos sectores con poder.
Nadie puede negar el reconocimiento de las necesidades y derechos que tiene nuestra población y la provisión de las prestaciones que atiendan esos requerimientos sanitarios. Todo es posible si se evalúa, se planifica y se procuran los recursos, pero no se pueden dictar leyes confiando en la capacidad de proveer del Universo.
Presidente de la Cámara de Entidades de Medicina Privada de la República Argentina (Cempra) e integrante de la UAS