Una política internacional para un nuevo desarrollo
Un objetivo crucial de una integración internacional diversificada y dinámica debe ser alcanzar un nivel de vida mejor para los argentinos a través de un nuevo desarrollo. Este nuevo desarrollo debe apoyarse en una estrategia de horizontes diversos –mantener relaciones positivas y simultáneas con las potencias establecidas, los nuevos centros de poder y el exterior próximo–, que sea dinámica y no estática. Y debe procurar, como expresó el excanciller brasileño Celso Lafer, “traducir necesidades internas en posibilidades externas”.
Este nuevo desarrollo debe ser integral e inclusivo, basándose en los sectores productivos que puedan competir a nivel internacional y regional. Por un lado, los sectores con alto nivel de recursos naturales: agroganadería –e industrias asociadas–, minería y energía. Por el otro, los de alto nivel de creatividad y/o diferenciación, como desarrollo/servicios de software y el turismo. A su vez, los complejos industriales que puedan competir internacional o regionalmente. A esto debemos sumar los sectores tecnológicos donde la Argentina se destaca (nuclear, satelital) y que dan prestigio internacional.
Un nuevo desarrollo debe basarse en una estrategia de crecimiento del sector exportador. Y existe un gran potencial para nuestros sectores más competitivos en India y Asean –además de China–, y en el norte de África y Medio Oriente. Para el exministro de Economía chileno Hernán Büchi, con el sector externo no se juega, ya que prácticamente no hay países que hayan logrado el desarrollo en esta época por otra vía. Se deben cumplir ciertas condiciones. La primera es mantener un tipo de cambio real alto y favorable en el tiempo. Diferenciándolo del tipo de cambio nominal, Büchi es de los que creen que es mejor pasarse de largo que quedarse corto. Otra condición es “no exportar impuestos”, es decir que la política impositiva no haga aumentar los precios de exportación en forma desventajosa. Además, hay que dar apoyo para penetrar mercados externos.
Para atraer inversiones extranjeras directas que impulsen un nuevo desarrollo, solo habrá una promoción efectiva, si los empresarios extranjeros ven a sus colegas argentinos, o a empresas extranjeras, invirtiendo en sectores productivos en el país. Se necesitan una cierta estabilidad macroeconómica y un marco legal confiable. Como escribió el exsecretario de Estado norteamericano Dean Acheson: hay tiempos en que necesitamos enfocarnos en lo obvio más que investigar en lo oscuro.
Para este nuevo desarrollo el país debe lograr acuerdos de comercio que faciliten el acceso a mercados atractivos, sabiendo exactamente lo que queremos obtener. Con Europa, una prioridad debe ser el acuerdo Mercosur-UE, aprovechando el ímpetu del gobierno de Lula da Silva en Brasil, que ya tuvo conversaciones específicas con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. En paralelo se debe concluir el tratado Mercosur-EFTA. En cuanto a Asia, se debe avanzar con los países del Asean, cuyos países (incluidos Indonesia y Vietnam) muestran voluntad de acordar tratados de libre comercio en forma individual, y profundizar el acuerdo de comercio con la India.
Una política exterior para un nuevo desarrollo debe contribuir a lo descripto por Raymond Aron en el lenguaje de su época: el crecimiento económico no resuelve en forma milagrosa los problemas sociales, pero sí contribuye a reducir la intensidad de la lucha de clases.