Una política exterior en niveles múltiples
En un contexto cambiante y de transición del poder relativo en el mundo, una cualidad importante de la diplomacia argentina debe ser tener la claridad conceptual necesaria para enfrentar y explicar las complejidades a las que se expone. Esta transición de poder “hacia afuera de Occidente” como afirma el profesor Roberto Russell, agrega complicaciones al manejo de nuestra política exterior, que debe ser implementada en niveles múltiples.
Una manera de explicar estos niveles múltiples es el “desagregar” las relaciones exteriores en los diferentes niveles de interacción. Para ello es útil el modelo empleado por el profesor norteamericano Joseph Nye, de “tableros de ajedrez paralelos”, donde se desarrollan, en forma simultánea, las relaciones entre naciones. Ejemplos de estos diferentes “tableros” son el nivel político/cultural, el económico/comercial, el nivel científico/tecnológico y el militar. En el nivel político/cultural, al implementar una estrategia de “horizontes diversos” –mantener relaciones positivas y simultáneas con las potencias establecidas, los nuevos centros de poder y el exterior próximo–, se debe tener sumo cuidado al tratar con regímenes autocráticos, y la voluntad de trabajar con ellos se reduce al mínimo en caso de una violación del orden internacional –la invasión ilegal a otro país–, o de un ataque terrorista en nuestro suelo.
En el nivel económico/comercial, la Argentina debería poder relacionarse con la mayoría de las naciones del mundo, con las excepciones mencionadas. Un desafío mayor será enfocarse solo en aquellas metas que sean accesibles. Otro será no utilizar esta estrategia de diversificación sólo para endeudarse. En el nivel científico-tecnológico, la Argentina se ha relacionado tradicionalmente con las potencias establecidas, incluidas las áreas espacial y nuclear. Una excepción fue la instalación de una base china para la investigación del espacio profundo, en Neuquén. Es necesario que este tipo de instalaciones con potencial uso militar de un país autocrático, no aparezcan como un hecho consumado. Que sea similar a la base europea no es un argumento aceptable, ya que Europa es una socia democrática. Otros casos controvertidos son la instalación de un reactor nuclear de tecnología china Hualong –resistida por EE.UU. y nuestros expertos–, y de sistemas de comunicacion 5G de Huawei.
En el nivel militar, la Argentina se encuentra históricamente ligada a Occidente. Se han comprado recientemente unidades navales a Francia y aviones de transporte militar a Suecia y EE.UU. Pero nuestras fuerzas armadas encuentran vetos concretos para acceder a aviones de guerra modernos, con piezas británicas. Esto podría tener consecuencias no deseadas si no se soluciona, dadas las alternativas concretas propuestas por China. Así, al interactuar con las diferentes naciones, cada agenda bilateral tendrá niveles múltiples. Como vemos, este proceso será particularmente desafiante al manejar las agendas simultáneas con EE.UU. y China. Citando a Raymond Aron, requerirá de un eximio manejo de los matices, lo que es la esencia de la habilidad política. Y saber que la mentira no es de ninguna manera la cualidad típica o el medio indispensable de la diplomacia.
Al enfrentar este desafío en niveles múltiples, habrá que estar consciente, como dijo Kissinger, de que los líderes no pueden crear el contexto en el que deben operar. Su contribución distintiva consiste en operar en el límite de lo que cada situación permite. Si se excede los límites, se estrella. Si se queda corto en lo que es necesario hacer, se estanca.