Una poeta y un músico, en primera persona
Dos libros recientes de María Negroni establecen un diálogo con dos figuras lejanas entre sí, pero muy visitadas por la escritora y traductora: Emily Dickinson y Erik Satie. En Archivo Dickinson (La Bestia Equilátera), Negroni toma la voz de la poeta estadounidense para narrar escenas breves en primera persona. Los textos remiten a entradas de un diario personal que hablan del dolor, de los sueños, de los miedos, de la vida, de la noche. Objeto Satie (Caja Negra) fue creado a partir de un procedimiento similar, pero ofrece, además, imágenes: dibujos, fotografías, fragmentos de partituras, avisos de diarios, fotogramas, caricaturas y una carta astral que acompaña la biografía del músico.
En el epílogo, Pablo Gianera suma una anécdota cautivante sobre la hora final de Satie, que acumulaba cajas de puros que escondían miles de papeles escritos. En ellos, sus amigos encontraron "descripciones de paisajes imaginarios, órdenes religiosas inexistentes, instrumentos musicales imposibles". Una suerte de testamento fragmentado que Negroni ensambló en este libro objeto.