Una oposición blandita
Si en la campaña se dice algo tan rotundo como que vamos hacia ser Venezuela, pues entonces se precisa tomar cada votación como un acto dramático
- 4 minutos de lectura'
Ayer el oficialismo ganó por un voto una votación clave para miles de argentinos que le permitió introducir cambios en el impuesto a los bienes personales. Esa victoria fue posible por la ausencia de tres diputados de la oposición. Una de ellas por haber dado positivo en Covid-19. Dos de ellos, de viaje.
No se puede hacer campaña diciendo que el país corre el riesgo de ser Venezuela y luego irse de viaje, sea de vacaciones o al casamiento de una hija. No se puede.
Si en la campaña se dice algo tan rotundo como que vamos hacia ser Venezuela, pues entonces se precisa tomar cada votación como un acto dramático. Buena parte de la población acompañó a la oposición con su voto en las pasadas elecciones porque creía que estábamos frente a una hora importante. Crucial.
Miles de personas dedicaron dos domingos y muchas horas a fiscalizar para Juntos. Se entregaron por algo en lo que creían. Y para ello dejaron sus familias.
En la campaña, asustan con lo que le puede suceder a la República. Semanas después tienen asuntos personales que están por encima del supuesto peligro que corría la Nación. Grandilocuencias en la oratoria, errores a la hora de los actos concretos.
La oposición muestra por momentos esa incapacidad para comprender lo gravitante de aquello que está en juego. ¿Pidieron el voto? Pues no se enojen de que les reclamen que lo malversaron con ausencias.
¿No le piden todos los políticos a las 18 horas del domingo de la elección, cuando cierran los comicios, que los fiscales se queden, porque cada voto cuenta? Pues ayer desoyeron algunos miles de votos con esas dos ausencias por viajes. Cada voto cuenta.
¿Vio usted acaso a legisladores kirchneristas ausentarse en una votación clave para ellos? ¿Difícil, no cierto? El encolumnamiento es total. Alineación sin balanceo.
En ocasiones, parece que a los lobos, a los reyes de la letra chica y la compra de opositores, se los quiere combatir con corderos. Lo de ayer no puede pasar.
Para hacer política hay que estar preparado, estudiar mucho, conocer las lógicas del juego pero también hay que tener una dosis de pillería para no dejarse ganar en algunas decisiones clave. Todos sabemos que la disputa en Diputados es y será ajustada. Si uno da ventajas, está jugando a perder.
No los votaron para que sumen millas. Sino para que voten.
Es ya un clásico que la Cámara decida cosas rapidito antes de la Navidad. ¿No lo sabían, acaso? ¿Era este el momento para que dos diputados decidieran viajar? Puede ser el casamiento de una hija o ir de vacaciones familiares, claro que hay matices. Pero si uno accede a una posición pública con la mitad de la población pobre y no acepta a renunciar a cuestiones personales, pues entonces se equivocó.
No se pueden llenar la boca hablando de los próceres que dejaron alma y vida por este suelo y después desresponsabilizarse. Un poco de coraje no viene mal.
Ser profesional de la política es renunciar a parte de la propia vida personal. Es una decisión, no una palmadita al propio ego. Es una entrega, una donación.
Nos citan a Churchill y después se van de viaje. ¿No era que había que dar una “batalla” por la República? No resisten ni un paintball.
A veces, en horas críticas, el rol del político es escuchar y respetar la voz de quienes lo votaron. El voto es sagrado porque transfiere una potestad: tener la voz de otros.
No alcanza con pasearse por los canales de noticias diciendo “somos empleados de la ciudadanía” o “nuestras bancas son para hacer lo que la gente nos pidió en las calles”. Hay que estar ahí, todos, con el cuerpito en la silla votando para cambiar la realidad atroz que vive la Argentina.
Un representante representa. Y eso tiene costos. Si no se está dispuesto a pagar los mínimos costos, pues entonces ese representante no está a la altura.
Es un momento histórico, sin dudas. Nunca fueron tantos los pobres en nuestro suelo. Nunca.
Quizás, una parte de la oposición tiene que decidir si de verdad el país está en riesgo. Si de verdad hay algo grave en juego. La mayoría del electorado ya decidió. Y ayer le fallaron.
Nicolás José Isola es filósofo y PhD. Coach Ejecutivo y especialista en Storytelling.