Una nueva política es posible: escuchemos a Francisco
La búsqueda desesperada del poder, se traduce en enfrentamientos de los gobiernos con determinados sectores
La política tiene al menos dos dimensiones: la llamada dimensión "agonal", que es la lucha por el poder, y la "arquitectónica", que es la organización o dirección de la comunidad en busca del bienestar general.
En las últimas décadas hemos asistido a la exacerbación de la primera dimensión de la política: la lucha por el poder se ha convertido en un fin en sí mismo, dejando de lado la segunda dimensión (la más importante) que refleja el fin de la política en sí mismo: el bien común. La construcción de poder es el medio, y también el objetivo.
¿La forma de hacer política a la que estamos acostumbrados, tiene algo que ver con el mensaje de Francisco?
Hoy todos parecen ser devotos del papa Francisco . Ante la necesidad de sumarse a su altísima imagen positiva tras su asunción, las frases de Luis D’ Elía vinculando al Papa con la dictadura o las críticas descaradas en 678 se transformaron en innumerables afiches de políticos con Francisco y cantos de alabanza.
Sin embargo, habría que preguntarse: ¿La forma de hacer política a la que estamos acostumbrados, tiene algo que ver con el mensaje de Francisco? Lejos de centrarse en la lucha por el poder, el mensaje del Papa es por la búsqueda de una generación política que se ocupe desinteresadamente de la sociedad: "La política - dice Francisco -, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad porque busca el bien común". Francisco hace hincapié en la dimensión "arquitectónica" de la política.
Esta búsqueda desesperada del poder, se traduce en enfrentamientos de los gobiernos con determinados sectores de la sociedad: el que piensa distinto es el enemigo. Continuamente presenciamos ataques a la "corporación empresarial", la "corporación de los medios". Pero todos se olvidan de la "corporación política", que se concentra permanentemente en acumular cada vez mayor poder y deja de lado los intereses de la comunidad. Hay que marcar un giro en la política, esto implica una doble responsabilidad: por un lado los políticos deben perder de vista la construcción de poder como objetivo final y la sociedad tiene que marcar sus prioridades. Es hora de hablar de la "corporación política".
Todos se olvidan de la corporación política, que se concentra permanentemente en acumular cada vez mayor poder y deja de lado los intereses de la comunidad
Tenemos en claro que se avecina un fin de ciclo. Depende de todos ver con claridad cuál es el ciclo que queremos cerrar. Una nueva etapa del Estado, entendido como garante de las necesidades básicas, es también un cambio nuestro como sociedad y requiere un correlato político. Necesitamos líderes con una visión nueva de país basada en un proyecto integral a largo plazo, que introduzca herramientas que permitan pensar la política desde otro punto de vista. Necesitamos una generación de políticos libres de las pesadas cargas de la vieja política, ajenos a los resentimientos de enfrentamientos del pasado, ajenos a la corrompida estructura de poder.
En palabras de Francisco: "¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo!...¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!".
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