Una nueva lección de política de Estado
Acostumbrada a la historia pendular y a los zigzagueos de diferentes gobiernos, la Argentina no mostraba desde hacía mucho tiempo el resultado concreto de una política de Estado sostenida en el largo plazo. La reciente resolución de una comisión de la ONU que después de casi siete años determinó ampliar los límites de la plataforma continental argentina debería dejar una lección a futuro: que con políticas de Estado continuadas en el tiempo se puede pensar un país a largo plazo más allá de las banderías políticas de turno y que hay amplias posibilidades de sacar beneficios.
El fallo de la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental, un órgano científico integrado por 21 expertos internacionales de reconocido prestigio y creado por la Convención de la ONU sobre Derecho del Mar, avaló la ampliación de 1.700.000 kilómetros cuadrados de superficie al país. Fue el resultado del estudio de expertos argentinos y de la perseverancia de la diplomacia que se gestó en 1996 y que en 2009 se empezó a pelear en una comisión de la ONU. Los resultados concretos de este fallo traerán puro beneficio: más espacio para la explotación de recursos naturales y un nuevo aval jurídico por el reclamo de la soberanía argentina en las islas Malvinas.
"Es un logro muy significativo de la política exterior de la Argentina, a través de una verdadera política de Estado", resumió la canciller Susana Malcorra al elogiar la presentación formal que comenzó a hacer la Cancillería en 2009 en la ONU.
¿Podrá la Argentina replicar este esquema de políticas de Estado sostenidas en el tiempo en otros rubros?
¿Podrá la Argentina replicar este esquema de políticas de Estado sostenidas en el tiempo en otros rubros?
El insistente reclamo por la soberanía de las islas Malvinas en los foros internacionales es casi el único ejemplo aislado que puede mostrar la dirigencia argentina como política de Estado común sostenida en los últimos años. Se podrían sumar a este ejemplo una extendida estrategia de política nuclear y, ahora, la continuidad del programa de Asignación Universal por Hijo como otros claros ejemplos de política de Estado. No hay muchos más casos. Por el contrario, los caprichos de los gobiernos y la reiterada disrupción de políticas a largo plazo impidieron sostener en el tiempo estrategias que hubieran sido útiles para la Argentina en el largo plazo.
Los zigzagueos de la política exterior que se vieron en los últimos años desde Alfonsín, pasando por Menem, los Kirchner, De la Rúa y ahora Macri resultarán costosos para el país.
Datos concretos de esta balanza negativa: la dirigencia de China exigió ayer el cumplimiento de los acuerdos firmados por Cristina Kirchner en materia de energía nuclear e infraestructura; la Rusia de Putin hará lo mismo en cuanto a los convenios por las represas hidroeléctricas o centrales nucleares; la dañada relación con Estados Unidos que se dio en los últimos no se emparchará fácilmente con una visita de Obama y el corte de los lazos con el eje bolivariano no serán gratuitos para el gobierno macrista que depende del gas de Bolivia o del petróleo de Venezuela.
La Argentina no es un país del primer mundo para cumplir a rajatabla con un manual de políticas de Estado. A la Unión Europea le llevó 50 años consolidar ese bloque y aún hoy tiene severas grietas. Pero demostró que con políticas de Estado sostenidas en el tiempo algún logro es posible. No hace falta irse tan lejos: Chile y Brasil han mostrado un mayor resultado en cuanto a la continuidad de políticas más allá de los gobiernos de turno. En su libro "Politica exterior al fin del mundo", Patricio Carmody realiza un extenso estudio comparativo de la política exterior en el cono sur de 1983 a 2010 donde fundamenta claramente que la Argentina "no ha sido capaz de ejercer una construcción consensuada en la política exterior para el largo plazo a diferencia de lo que ocurrió en Brasil y Chile".
El presidente del Inter-American Dialogue, Peter Hakim, suele decir que "hay una sensación de que la Argentina es un país básicamente irresponsable, inmaduro y que busca oportunidad y no estrategia". Es lo que el director del diario El Cronista Fernando González denomina en su libro "Argentina adolescente", una sumatoria de descalabros y vaivenes de distintos presidentes a lo largo de los últimos 50 años.
El fallo de la ONU sobre la extensión de la plataforma continental puede ser una gran lección de política de Estado o pasar desapercibido para la dirigencia argentina. Mejor pensar que por el bien del país habrá quienes reparen detenidamente en el camino que marcó ese fallo.