Una moneda común más entre la Argentina y Brasil
Se está proponiendo una moneda común más entre la Argentina y Brasil. Los dos países ya tienen más de una moneda en común. Además de operar en pesos y en reales, operan en dólares, euros, bitcoins y otras monedas que son comunes en ambos países. Se las utiliza poco, pero se las utiliza.
Tanto en Brasil como en la Argentina hay restricciones al uso de otras monedas que no sean las nacionales. Son excepciones a la gran mayoría. Casi todos los países operan con varias monedas y permiten la existencia de cuentas bancarias en diferentes divisas. Por ejemplo, en los Estados Unidos se pueden tener cuentas en euros y en otras monedas, y en algunos países de Europa y de otros continentes es posible abrir cuentas en dólares y en otras monedas.
La Argentina y Brasil ya tienen el embrión de la nueva moneda: el sistema de monedas locales (SML). Este es un sistema destinado a las operaciones comerciales, que les permite a los importadores y exportadores argentinos y brasileños efectuar pagos en sus respectivas monedas integradas a los sistemas bancarios de ambos. El sistema está administrado por sus bancos centrales.
Entre sus ventajas se encuentran la eliminación de la incertidumbre asociada a las cotizaciones del dólar, un tipo de cambio más competitivo, un costo de la operación más reducido, mayor estabilidad del tipo de cambio entre las dos monedas y un menor uso de reservas internacionales. A pesar de las ventajas, su uso representa menos del 5% del intercambio comercial entre ambos países, debido a sus limitaciones. La nueva moneda podría cambiar esa situación.
Lo que se está proponiendo constituye un avance importante. Es la creación de una nueva moneda, el sur, que posibilitará que la Argentina y Brasil permitan la apertura de cuentas bancarias en sus países en la nueva moneda, y su convertibilidad con el peso y el real. Si estuviera bien diseñada e implementada, aumentarían el comercio y las inversiones, y la eficiencia económica y la integración entre ambos países.
Es viable crear una moneda, pero el foco debe estar puesto en su estructura. Además de la necesidad de convertibilidad y de autorización de las cuentas bancarias en ambos países, hay cuestiones importantes a resolver, como, por ejemplo, cuál será la entidad que habrá de administrar el sur, su gobernanza, las relaciones con otras instituciones, la designación y remoción de sus directores, la transparencia y la estructura organizativa.
Hay, además, otros aspectos operativos que es preciso establecer, como, por ejemplo, el régimen de fluctuación, la fijación de la tasa de interés, los límites para los préstamos, los márgenes, los créditos y el descalce de sur en los bancos, la capacidad económico-patrimonial de operar los instrumentos financieros y la autonomía presupuestaria.
Es un hecho que actualmente no hay una sincronización macroeconómica entre ambos países. La Argentina tiene una alta inflación y pocas reservas, y Brasil tiene una inflación en baja y elevadas reservas, y ambos presentan un crecimiento anémico. Esto torna inviable la existencia de una moneda única, pero no una moneda común, que puede tener efectos positivos en el desarrollo de las dos economías.
Un complemento para promover el sur sería la creación de un centro financiero offshore en Buenos Aires o en San Pablo, o preferiblemente en ambas ciudades. Esto ofrece ventajas considerables para la implementación del sur, además de otros beneficios.
Las jurisdicciones offshore tienen una imposición tributaria baja o nula y en ellas se usan divisas de varios países y se brindan servicios financieros especializados. La gran mayoría de las operaciones encuentran motivación en las ventajas impositivas, la diversificación de carteras, la facilidad para realizar transferencias, la seguridad jurídica, la agilidad y la simplicidad de normas.
Se estima que entre un 30% y un 50% del comercio exterior utiliza jurisdicciones offshore como puerto intermediario de sus operaciones financieras y comerciales externas. Las jurisdicciones offshore más conocidas son las Islas Bahamas, las Islas Caimán, Hong Kong y el distrito financiero de la capital inglesa, la City de Londres.
Tanto la Argentina como Brasil pueden tener un centro de ese tipo con características especiales y operaciones parecidas a las de los demás centros offshore. Sería una zona franca financiera con legislación, impuestos y reglamentos similares a los de otros centros offshore, una estructura prudencial y la solución de conflictos en tribunales internacionales. A ello habrá que agregar una estructura que blinde los depósitos para protegerlos de su apropiación por parte de gobiernos.
No se está proponiendo modificar las normas actuales ni los impuestos de los sistemas financieros de ambos países, ni crear centros financieros internacionales, sino el establecimiento de un “apéndice” con otro marco institucional. Serían las versiones argentina y brasileña de lo que se hace en Hong Kong y en Londres. El territorio puede tener apenas unas pocas cuadras.
Buenos Aires y San Pablo tienen todo lo necesario para convertirse en centros financieros offshore: infraestructura, edificios de oficinas, mano de obra especializada, estudios jurídicos, calificadoras de riesgo y soporte tecnológico. Lo que se propone tendría efectos positivos en las inversiones, el empleo y la integración de ambos países, si bien ya han avanzado en varios frentes, como la educación, la cultura, el turismo y la investigación.
La cuestión es cómo se ejecutará el proyecto sur. De ser realizado correctamente, podrá y deberá atraer a otros países sudamericanos para que participen en ese proyecto. Es tiempo de cambiar, de crear nuevas herramientas para crecer, de atraer inversiones y de abrir mercados.
Hay más por hacer en ambos países. Se necesita una estrategia basada en premisas sólidas. Los marcos institucionales deben ser adaptados a los nuevos tiempos, específicamente mediante reformas laboral, tributaria, fiscal, judicial, educativa y de salud, así como políticas macroeconómicas consistentes.
En fin, falta una agenda creíble para ambos. El proyecto sur es un primer paso en la dirección correcta y debe ser parte de un proceso ambicioso de ambos países. El Martín Fierro, libro clásico de la Argentina, lo recuerda bien en estos versos: “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de ajuera”.
Economista