Una memoria real, para superar las heridas y construir el futuro
El 24 de marzo es la fecha que los argentinos instauramos como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, cuyo objetivo es consolidar la memoria colectiva de la sociedad, frente a todo tipo de autoritarismos, buscando de defensa permanente del estado de derecho y la vigencia de los derechos humanos. (surge de la ley 25.633). Es un día en el que con gran dolor recordamos a quienes han sido víctimas de una dictadura militar que no dudó en quebrar el estado de derecho y en adoptar métodos aberrantes para con gran parte de nuestra ciudadanía.
También, es una jornada de reflexión y análisis crítico en la que como sociedad debemos asumir que a la dictadura la antecedió una agresión armada guerrillera y una represión paraestatal que tampoco dudaron en operar desde la ilegalidad y perpetrar crímenes contra otros argentinos y contra la democracia reinante previa a 1976.
La existencia de distintas responsabilidades frente al horror vivido en la década del 70 no significa igualarlas, pero tampoco dejar de reconocer que también se generaron víctimas inocentes que hoy tienden a ser olvidadas.
Como sociedad estamos construyendo y legando a nuestros jóvenes una memoria y una historia parcial, en donde quienes tomaron armas contra la democracia construyeron un relato épico, se apropiaron de los derechos humanos y buscan ser reconocidos como héroes de nuestra historia.
La política y la sociedad misma no ha sido y no es inocente frente a los hechos violentos que nos dividieron y que nos convirtieron en enemigos mutuos a los argentinos. Es tiempo de asumir responsabilidades y de no seguir cargando con exclusividad en las instituciones armadas, militares y policiales el desencuentro y la agresión armada que hubo entre hermanos de los años 70.
Recordar hechos dolorosos de nuestra historia puede servirnos como enseñanza en la medida que reflejen la verdad. No dejemos manipular la historia con fines políticos, ya que el dolor producido por enfrentamientos entre connacionales no debe tener un dueño y solo debe servir para no repetir errores como sociedad y para recordar con respeto a sus víctimas.
El horror de los 70 ha sido una construcción colectiva, con distintos niveles de responsabilidad de aquellos que fueron perpetradores y de aquellos que eligieron ser espectadores o no tuvieron la capacidad de evitarlo.
Construir una memoria real nos permitirá superar una herida y un debate aún abierto que nos mantiene anclados al pasado. La construcción de un futuro bajo las premisas de unión nacional y concordia requiere de animarnos a dar este paso.
No es un escenario de olvido ni de reivindicaciones. Es de sinceramiento de responsabilidades, como la llave que nos permita avanzar y salir construyendo hacia adelante.
Presidenta del Pro Nacional