Una implosión en capítulos que pone al PJ en estado de shock
A último momento, anteayer, el Frente Renovador suspendió el plenario que tenía previsto para hoy en Tornquist, Sierra de la Ventana, donde Sergio Massa reaparecería públicamente después de siete meses. El líder del espacio iba a mostrar equipos, a exponer sobre economía local y global, a diferenciarse del kirchnerismo, pero canceló todo. Tal vez retome la idea en dos semanas. La explicación que los organizadores dieron a la prensa fue que, como la convocatoria venía siendo muy superior a la calculada, el acto podía quedar desbordado. Un caso de estudio: que el éxito obligue a reprogramar. Dentro del PJ admiten en cambio la verdadera razón: después del escándalo de la denuncia de Fabiola Yañez contra Alberto Fernández no hay nada para decir.
El peronismo quedó en estado de shock. Es lo que dijo ayer Kicillof sobre el caso. No habrá además una reacción coordinada del partido, principalmente porque tampoco existe un liderazgo vertical; todos están ahora más dispersos que en diciembre, después de la derrota con Milei. Hay que repasar los discursos: del tuit de Cristina Kirchner a la indignación del gobernador o los comentarios contra Alberto Fernández en la jura de la Constitución de La Rioja hay un espectro de ambigüedades y contorsiones.
Hasta que aparecieron anteanoche las primeras imágenes de Fabiola golpeada, algunos peronistas tenían la esperanza de que el expresidente pudiera llegar con ella a un entendimiento que atenuara los efectos de la causa. Repetían que esa relación había sido tóxica desde el principio y que, por lo tanto, no había que pensar en una ruptura definitiva. “Ella siempre fue un problema desde la campaña, pero no solo en el aspecto personal de Alberto: era un verdadero problema político”, dijo alguien que pasó horas al lado de ambos.
Este reducido elenco de amistades, en silencio desde que se difundió la primera noticia del caso, no le niega ahora a Fabiola la condición de víctima pero, al mismo tiempo, sigue sosteniendo que la denuncia se fue gestando a partir de un desencuentro económico. Dicen, por ejemplo, que a ella no le alcanzaba con que el exjefe del Estado le diera una parte de su pensión de presidente, y que llegó incluso a ofrecerle a un canal de televisión de aire, sin éxito y a cambio de dos millones de dólares, la exclusividad del documental que cuenta su vida y está a punto de presentar.
Hay empresarios que estaban al tanto de estas discusiones. Uno de Misiones, por ejemplo: Francisco “Pepi” Wipplinger, dueño de FJW, la mayor transportista de sustancias peligrosas del país, que recibió a fines de 2022 una llamada de Fabiola pidiéndole que le mejorara el sueldo a uno de sus choferes, Jorge Miranda, padrastro de la ex primera dama desde muy chica. “Yo vivo como una reina, pero no tengo ingresos”, fue la explicación.
El cambio de gobierno y la mudanza a España complicaron más las cosas que, dicen los allegados, Alberto Fernández tampoco resolvió. Ya está asumido su hábito de postergar. También su debilidad. Alguien de ese núcleo recordó esta semana el día de febrero de 2022 en que, furioso y enterado del viaje de Luana Volnovich y Martín Rodríguez a Riviera Maya, el entonces presidente quiso echar a Rodríguez del PAMI y fracasó. “Luana no le atendió el teléfono”, agregó.
Los chats plantean ahora una incógnita que la Justicia debe develar. ¿Nadie estuvo nunca al tanto ni pudo ayudar a Fabiola? ¿No emitió ella ninguna señal? Trabajo para el fiscal. Hay posteos de Instagram sugestivos al respecto. El 25 de noviembre de 2022, por ejemplo, ella celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con varios mensajes. “Las prácticas y discursos de violencia que circulan a diario contra las mujeres y las diversidades impiden construir una sociedad inclusiva y justa”, decía el primero, todavía abierto a comentarios. El segundo: “Es imposible proyectar el desarrollo de nuestro país si la mitad de la población vive con miedo de ser agredida o sufre cualquier tipo de violencia solo por su género o identidad sexual”. ¿Estaba pidiendo ayuda? La publicación concluye con el 144, para víctimas de ese delito.
El escándalo promete crecer bastante más, pero ya supera en repercusión al del tráfico de influencias para la contratación de seguros. Según fuentes judiciales, hasta aceleró denuncias en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte. Entre ellas, dos rimbombantes cuyo nombre no ha sido todavía revelado: una persona del mundo del deporte y un empresario.
Dicen que Alberto Fernández está muy afectado y que habla desde entonces con muy pocos. El sábado, día anterior a que Claudio Savoia publicara que había fotos, y enterado de que el material estaba ya en manos del periodista, entró en estado de alteración. El lunes estaba peor y el martes, por fin, aceptó que Gabriela Cerruti le enviara un médico al departamento.
Para el peronismo es un cimbronazo de alcance incalculable.
“Pedile ahora a la gente que no hable de la casta”, se resignó un exfuncionario de aquel gobierno. La inquietud es corporativa y partidaria, pero también personal: el teléfono de María Cantero, exsecretaria de Alberto Fernández, podría complicar a unos cuantos. Al gabinete, por lo pronto. “Todo pasaba por María: en ese móvil estamos todos. Un comentario medio fuera de contexto en ese chat y te destrozan”, agregó alguien que trabajó horas con ella.
En la lista habría que incluir a empresarios y sindicalistas. La dimensión de los archivos que tiene Ercolini explica todo: está revisado apenas el 20% del móvil de Cantero, y solo los chats. Faltan la nube, los documentos borrados y otra veintena de teléfonos secuestrados a productores de seguros que, como Héctor Martínez Sosa, podrían ser citados a declarar. “Va a ser una novela turca por capítulos”, anticipan cerca del expresidente.
Fernández ya definió que Silvina Carreira será su abogada. Pero a su entorno le preocupa además que tampoco haya logrado mantener una buena relación con una parte importante de la Justicia. Ni con Ercolini, con quien empezó a estar enfrentado a partir de las causas de Vialidad y Hotesur-Los Sauces; ni con la Corte, contra la que presentó en 2023 un pedido de juicio político. Al contrario: elegido en 2019 por Cristina Kirchner para encabezar la fórmula entre otras razones por su llegada a la Justicia, terminó denunciado. Y su fracaso afectó seriamente al kirchnerismo desde adentro. Una verdadera implosión sin la cual se hace difícil entender el triunfo de Milei.
Esas banderas progresistas estropeadas explican parte de la retórica presidencial. Anteayer, en Chile, durante una exposición en Gas Andes, el Presidente les garantizó a los empresarios que la Argentina no volvería a cortarles el gas como en 2004: “Quien les habla es Javier Milei, no Néstor Kirchner”.
Para una parte del peronismo es como haber derribado una estatua de Chávez.ß