Una estrategia económica internacional para lograr desarrollo sostenido
La Argentina está frente a un gran desafío pero al mismo tiempo una gran oportunidad. Los últimos 20 años el mundo ha sido testigo de grandes cambios en términos económicos y comerciales: las economías emergentes, especialmente los países asiáticos, han crecido vertiginosamente traccionando el producto global, a la vez que se han multiplicado los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio. Estos efectos han contribuido a estimular un fuerte aumento del comercio internacional.
Argentina, sin embargo, creció por debajo de sus pares y prácticamente no avanzó en su integración económica y comercial. Sólo exporta el 13% de su PIB, frente a casi el doble que venden otros países de ingresos medios altos, y tiene acuerdos comerciales preferenciales con países que representan sólo el 10% de la economía mundial, muy por debajo del promedio global y aún más lejos del 50% que exhiben países como Colombia o Australia.
En este contexto, desde el Gobierno Nacional estamos trabajando en diferentes iniciativas que apuntan a transformar al país en un país más confiable, transparente y con reglas claras, con una economía moderna, competitiva y con mayor relevancia en la escena internacional. Así alcanzaremos el desarrollo y fomentaremos el empleo de calidad.
Es una estrategia gradual que se sustenta en la estabilización macroeconómica y en el aumento de la competitividad sistémica de la economía del Plan Productivo Nacional – equidad y eficiencia fiscal; costo del financiamiento; costos laborales no salariales; infraestructura logística y energética; innovación y tecnología; defensa de la competencia; y simplificación del Estado. Estamos comprometidos en avanzar en simultáneo en estos pilares y en una progresiva agenda de inserción internacional.
Profundizar la integración del país al mundo brindará señales adecuadas para lograr este cambio. Se trata de un proceso que involucra a todos los actores económicos del país: sector público, sector privado y la sociedad civil, y que permitirá la adaptación de la estructura productiva nacional, fomentando la participación en las cadenas de valor internacionales.
En el corto plazo buscamos incrementar abrir nuevos mercados allí donde hoy Argentina es fuerte. En este punto podemos mencionar hechos concretos que se traducen en nuevos mercados para el sector exportador tales como la ampliación de los acuerdos
comerciales con Chile y Colombia; la inminente apertura del mercado chino para carne bovina enfriada y con hueso y el de carne ovina de la Patagonia; el reingreso al Sistema General de Preferencias (SGP) de los EEUU o la ampliación del acceso de productos frescos de origen provincial a Indonesia.
Pero no es suficiente. A mediano y largo plazo se le suma una progresiva agenda de inserción internacional allí donde están las oportunidades. El Mercosur debe convertirse en una efectiva plataforma de integración que se proyecte hacia la región – nuestro lugar de pertenencia – y al resto del mundo.
Las negociaciones económico-comerciales bilaterales y multilaterales son instrumentos clave para vincularnos: aportan institucionalidad, inversiones y nuevos mercados y protección frente a las visiones proteccionistas que han ido surgiendo en los últimos tiempos. Por ello impulsamos el diálogo con los países de la Alianza del Pacífico y la agenda con la Unión Europea, EFTA, Canadá, Corea del Sur, Singapur, India, Japón y Nueva Zelandia. Convencidos de que la globalización es un dato de la realidad actual, continuaremos en esta senda de búsqueda de nuevos mercados.
Las señales son claras e irreversibles. El plan productivo nacional y la agenda de inserción internacional brindan las condiciones necesarias para contribuir a la toma de decisión estratégica del sector privado, transformar la matriz productiva y liberar el potencial exportador de nuestro país.
Secretario de Relaciones Económicas Internacionales (Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto)