Una decisión ejemplar contra la corrupción en la política en Francia
La justicia francesa de la ciudad de París acaba de dictar una sentencia ejemplar, con la que castiga duramente la corrupción en el ámbito de la política. Cuando el mencionado mal parece haber infectado también a algunos actores en nuestro país, parece oportuno comentarla, aunque sea muy brevemente.
Un veterano exprimer ministro de centro François Fillon ha sido condenado por el uso indebido de fondos públicos y abuso de confianza. Su mujer galesa, Penélope, y uno de sus asesores, Marc Joulaud, recibieron, simultáneamente, condenas por idénticas razones. Ambos, de la mano de Fillon –durante la presidencia de Nicolas Sarkozy- habían edificado supuestos contratos de empleo y asesoramiento, que eran tan sólo ardides para tratar de justificar lo injustificable.
Hablamos de una pena de cinco años de prisión para Fillon, dos de ellos con reclusión firme y tres en suspenso, acompañados de una multa de 375.000 euros y de una prohibición para el desempeño de cargos públicos por espacio de diez largos años.
Como la sentencia será previsiblemente apelada, los condenados no irán a prisión hasta que la decisión quede firme.
La mujer de Fillon había firmado tres contratos específicos de "asesoramiento parlamentario" con su marido, que, teniendo en cuenta los antecedentes profesionales de la esposa de Fillon, fueron considerados innecesarios.
En función de los mencionados contratos con los familiares de Fillon se pagaron, en conjunto, algo más de un millón de euros. La sentencia recaída dispone asimismo, ejemplarmente, que todas las sumas percibidas por los condenados deberán, además, ser reembolsadas al Estado francés (a la Asamblea Nacional), con sus intereses.
La difusión del escándalo provocado por la maniobra antes referida destinada a obtener, en rigor, una suma retributiva complementaria, derivó en que, como era de suponer, en las primarias presidenciales, Fillon –que ya tiene 66 años- fuera claramente derrotado, en la primera vuelta. De esta manera su carrera política parece haber terminado, con el matrimonio Fillon en la desgracia. Como, con anterioridad, terminaron por similares razones: Jacques Chirac, Alain Juppé y Bernard Tapel. En todas partes, desgraciadamente, "se cuecen habas".
El autor es exembajador de la República Argentina ente las Naciones Unidas