Una clásica carta de amor
Escribir una historia de amor esquivando la subida del nivel de azúcar en sangre es uno de los mayores desafíos a los que puede enfrentarse un escritor. Hillel Halkin (1939), neoyorkino afincado en Israel, lo hizo, aunque esperó para ello setenta años. De no haber sido así ¡Melisande! ¿Qué son los sueños?, su primera ficción, publicada en Estados Unidos en 2012, tal vez no alcanzaría el encanto que atesora.
Puntilloso e inconformista. Halkin dedicó la mayor parte de su carrera al oficio de la traducción. Especializado en versiones del hebreo y del yiddish al inglés, de la obra propia de Halkin se deduce, aun en la versión en castellano, una muy cuidada atención al lenguaje, tanto en su sintaxis como en su prosodia. Hay, en estas páginas, un mimo más propio de un poeta que de un narrador, aunque, por lo que se sabe, su otro campo de reconocimiento no ha sido la poesía sino el ensayo histórico, algo que se nota en ¡Melisande!
La novela se encuadra en la segunda mitad del siglo XX y no es otra cosa que una carta de amor. Escrita en segunda persona y atravesada por un dejo de suspense emocional, la misiva se articula desde el punto de vista de un hombre que rememora desde la cima de su madurez. El narrador, Hoo, un académico especialista en historia antigua, recuerda las peripecias de la relación desde la raíz, cuando él, su mejor amigo, Ricky, y ella, Mellie, son propuestos como directores de la revista Helicón, de su instituto del Upper West Side neoyorkino.
De una inteligencia apabullante, Ricky, hijo de padres comunistas pendientes de no ser cazados en plena época macartista, es el primero que conquista a Mellie. Pero no funciona: él, tal vez influido por la moda hippie de la época de la guerra de Vietnam, realiza un viaje a la India que lo pierde y termina sus días en un psiquiátrico. Mientras tanto, Hoo y Mellie se reencuentran, ya en la treintena, descubren su felicidad conjunta y, poco a poco, también, la complejidad que ésta entraña, sobre todo cuando se evidencia la imposibilidad de ella para ser madre.
Una de las delicias de la narración es el hecho de que los personajes se identifiquen y definan a través de la literatura y, particularmente, en relación con la tradición clásica. En el fondo, en la historia hay un guiño global al mito de Ulises. Mellie, tras abandonar su tesis sobre Keats, se reinventa como tejedora, al igual que Penélope. Mientras tanto, Hoo hace su viaje vital que, justamente, termina en Grecia, en la diminuta isla de Sforzos, desde donde escribe.
¡MELISANDE! ¿QUÉ SON LOS SUEÑOS?
Hillel Halkin, Libros del Asteroide (Trad.: Vanesa Casanova, 264 páginas, $ 380)