Una Argentina imaginaria para enfrentar el coronavirus
Imaginemos una Argentina donde su dirigencia política, en marzo de 2020, no dictó un decreto, sino que elevó al Congreso un proyecto de ley para determinar una cuarentena estricta, por un período de sesenta días, para poder lograr equipar como corresponde el sistema de salud. Imaginemos que esa dirigencia política, con los debidos consensos, luego hubiese permitido ir flexibilizando actividades, tanto sociales como económicas, sobriamente, para poder mantener nuestras mentes y nuestros presupuestos en un estado saludable, mientras seguíamos cuidándonos del coronavirus. Imaginemos que esa dirigencia política, en todos los niveles de gobierno, hubiese tomado cartas en el asunto para testear masivamente a la mayoría de la población en medio de una pandemia, para así evitar que el virus escalara mientras nuestras vidas no se paralizaban.
Imaginemos una ciudadanía responsable, que hubiese respetado protocolos y cuidados luego de que se hubiesen instrumentado dichas aperturas, tan necesarias para poder transitar el año bajo una mejor calidad de vida.
Imaginemos que nuestros representantes comprenden el significado de la palabra moderación. Imaginemos que nosotros, los representados, comprendemos el significado de la palabra moderación.
Probablemente, frente a un escenario tal, hoy no estaríamos como estamos, mal. Argentina sufrió económicamente el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas y un incremento imponente del desempleo. Argentina sufre un aumento doloroso de la pobreza y la indigencia. Argentina sufrió del encierro extremo de personas que necesitaban relacionarse y trabajar. Argentina es gobernada por funcionarios que solo hablan del coronavirus y omiten resolver infinidad de otros problemas, o que destierran de su agenda radicalmente el tema pandemia, cuando los casos de contagios aumentan exponencialmente y con esto las muertes. Argentina está poblada por infinidad de ciudadanos que reclaman libertad de reunión, para luego ejercerla de modo mezquino e irresponsable, sin importar que la mesura es imprescindible, frente una pandemia que puede lastimar o matar a gran cantidad de conciudadanos.
Argentina ocupa los primeros lugares en cantidad de muertes por coronavirus por cada millón de habitantes a nivel global, y nuestros gobernantes no nos comunican ni nos explican nada, y una inmensa cantidad de ciudadanos se muestran indiferentes al daño provocado por asistir a un funeral masivo, salir a comprar compulsivamente en lugares atestados de gente, reunirse sin ningún tipo de cuidado y protocolos, poniendo en peligro a personas de riesgo que siguen muriendo a diario por este virus.
Argentina es una hermosa nación, con personas que adoran los encuentros sociales, el mate entre amigos, los paseos, los besos y los abrazos. Argentina necesita volver a disfrutar de todas estas maravillas; pero sin mesura, estas maravillas mutan en verdaderas tragedias, cuando estamos atravesando un flagelo sanitario que está amenazando la vida de millones de habitantes en casi todos los países del mundo.
Qué diferente sería nuestro destino, si la moderación se apoderara de nuestras vidas, podríamos sentirnos libres, al mismo tiempo que responsables, podríamos cuidarnos y cuidar a los demás, podríamos vivir y convivir. Podríamos ser una sociedad en lugar de un grupo de individuos que se relacionan desordenada y egoístamente. Podríamos...
Politóloga y Profesora (UBA)