Una amistad centrada en el futuro
Conmemoramos este año los treinta años del Acta para la Integración Argentino-Brasileña, firmada el 29 de julio de 1986, que estableció el Programa de Integración y Cooperación Económica; también en 1986 se celebró el Acta de Amistad Argentino-Brasileña, firmada el 10 de diciembre de ese año.
Por medio de estos actos, nuestros países consolidaron su audaz movimiento hacia la integración. Audaz porque estableció las bases para el Mercosur, una iniciativa inédita entre los países del cono sur, además de poner fin a décadas de rivalidad estéril entre nuestras naciones.
Una antigua máxima dice que los países no tienen amistades permanentes, sólo intereses. Somos una excepción a la regla: no hay interés más estratégico para la Argentina y el Brasil que una amistad profunda y duradera. En este sentido, ya en 1910, al saludar al presidente electo Roque Sáenz Peña en Río de Janeiro, el barón de Río Branco señalaba: "No podemos razonablemente entrar en conflicto, porque nuestros ideales son los mismos". Fueron necesarias, sin embargo, más de siete décadas para constatarlo.
Son muchos los puntos de convergencia entre nuestros países. El destino nos unió por vastas fronteras. Tenemos una historia común, proximidad de valores y abundancia de recursos humanos y naturales. Nuestros intereses de largo plazo están entrelazados en torno a la estructuración de un espacio regional y mundial de paz, desarrollo y de respeto a la democracia y los derechos humanos.
El Acta de Amistad entre la Argentina y Brasil subraya que la "independencia de la política externa se fortalece en la democracia". Ese mensaje de que no hay integración sin democracia fue el pilar para que la Argentina y Brasil lograsen, en los últimos 30 años, grandes avances en la consolidación del derecho y la promoción de la justicia social y de los derechos humanos.
En el comercio bilateral alcanzamos, en 2015, un intercambio de más de US$ 23 billones, más de seis veces los cerca de US$ 3,82 billones -en valores corregidos- de nuestras transacciones en 1989. Más importante es el impacto de ese comercio en sectores importantes de las dos economías, sobre todo en la industria. En 2015, 90% del comercio bilateral estuvo compuesto por productos industrializados. Eso significa más empleos y producción con valor agregado en nuestros países.
Las inversiones recíprocas son otra demostración de nuestra proximidad. Están presentes en sectores tan diversos como el siderúrgico, el bancario, el automotor, el frigorífico, el textil, el calzado, la minería, la maquinaria agrícola, la construcción civil y la infraestructura, entre otros.
La estrecha cooperación entre la Argentina y Brasil puede ser constatada, asimismo, en sectores estratégicos, como el área nuclear. En efecto, la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (Abacc), cuyos 25 años estamos celebrando este año, es símbolo de cooperación en un sector sensible y esencial para ambos países. Se destacan, además, proyectos relevantes en las áreas de defensa, aeroespacial, energía y ciencia y tecnología.
Eso no significa que el camino hacia la integración haya concluido. Hay muchos desafíos a futuro. Con el apoyo de Paraguay y de Uruguay, estamos hoy decididos a revitalizar el Mercosur, superando las barreras al comercio y fortaleciendo nuestro relacionamiento con otros países y regiones. Queremos un bloque fiel a sus orígenes, con comercio fluido entre nuestros países, con mayor integración de la infraestructura y capacidad de abrirse al mundo en condiciones equilibradas.
Vamos a continuar trabajando en la construcción de una ciudadanía común, con medidas que faciliten el tránsito, la residencia, el trabajo y el estudio entre nuestros países. Queremos intercambiar experiencias en el área de salud, educación y combate a la pobreza, porque también hace 30 años reconocíamos que el crecimiento con justicia social es el mejor vehículo para una integración profunda entre nuestros pueblos.
No es posible pensar en un futuro de progreso y desarrollo para nuestros países sin considerar la unidad de esfuerzos de la Argentina y Brasil. Y, con la colaboración estrecha entre nuestros gobiernos, tenemos todas las condiciones para continuar trabajando para transformar en realidad nuestros ideales.
Serra es ministro de Relaciones Exteriores de Brasil; Malcorra, canciller argentina
José Serra y Susana Malcorra