Una acción eficaz contra la pobreza
En Historia de una pasión argentina, Eduardo Mallea indica que el trabajo creador se origina en una inteligencia desinteresada, un ensueño, una fantasía transformadora. Esta es la energía de las organizaciones de la sociedad civil (OSC). Una misión poco conocida pero no menos importante de ellas es elaborar propuestas para problemas que solo los gobiernos pueden resolver. Estas "usinas de inteligencia" las Naciones Unidas las valora, a tal punto que desde 1948 les otorga estatus consultivo para presentar ideas a los Estados miembros. Muchas iniciativas se concretaron así en varios países. En la Argentina, miles de OSC trabajan en políticas públicas, vivienda, infraestructura, economía, educación, salud, medio ambiente, etc. Aplicaron esa inteligencia en microexperiencias que, cuando el Estado las extiende a nivel macro, benefician a un mayor número de gente.
La Fundación Pro Vivienda Social (FPVS) es un ejemplo en ese sentido. Creada hace 26 años, se propuso combatir una de las causas que agravan la pobreza: viviendas sin servicios de gas, agua y cloacas. Su acción más compleja fue la de proveer gas natural a familias muy carenciadas, cuya pobreza se incrementaba por el alto costo de la garrafa, la leña o el carbón, que les limitaba la alimentación, la higiene y calefacción, con consecuencias para la salud. La complejidad consistió en capacitar a los vecinos que, desde su sufrimiento e idiosincrasia, desconfiaban del proyecto pues hasta políticos del lugar lo desaconsejaban al verlo como una competencia. Había que convencer también a las empresas proveedoras y distribuidoras de gas, que no creían viable un proyecto de esta naturaleza en ámbitos muy pobres. Para ello se debió idear el financiamiento de las redes, tratándose de familias de escasos recursos.
La FPVS sorteó estos inconvenientes y, desde 2002, dio gas natural a 11.000 hogares del partido de Moreno. Los vecinos fueron protagonistas principales, al organizarse para lograr el objetivo. El financiamiento se hizo con microcréditos a diez años, que tuvieron baja morosidad pues la cuota era menor que el costo de la garrafa, la leña o el carbón; se creó además un fondo de familias más pudientes para ayudar a las más carenciadas, integradas por mayores, mujeres solas o discapacitados. El proyecto logró que el 62,7% de las familias que ahorraron costos por el gas pudieran hacer mejoras en sus viviendas, reducir enfermedades, generar nuevos emprendimientos para la economía familiar y mejorar su relación con los vecinos. En síntesis, una microexperiencia eficaz. El problema es que en la Argentina hay cinco millones de hogares sin gas natural: sobre 12 millones, el 42% no tiene este servicio vital. Semejante dimensión no la puede resolver una fundación. Fue así como el Estado, a través del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, aprovechó la inteligencia de la FPVS para aplicarla a nivel macro. En junio de 2017 comenzó una acción en 30 municipios de la provincia de Buenos Aires. En un año, casi 5000 hogares con necesidades básicas no cubiertas iniciaron su acceso al gas natural con microcréditos del Banco Hipotecario. La meta inmediata prevé llegar a 40.000 hogares, iniciativa que también comenzó a replicarse en las provincias de Salta y de Jujuy.
El director ejecutivo de la FPVS, Raúl Zavalía, explica que la extensión del proyecto al país requiere la acción conjunta de las proveedoras y de los principales distribuidores de gas en cada región: Gas Natural Fenosa y Metrogas en la provincia de Buenos Aires, Gasnor en Salta y Jujuy, Gasnea y Litoral Gas en la Mesopotamia, etc. Zavalía agrega que los logros iniciales hubieran sido mayores de no mediar el problema de la tarifa del gas, que retrasó las metas previstas. Para enfrentar este inconveniente, la FPVS se abocó a obtener información sobre alternativas de consumo domiciliario que permitan ahorrar gastos a las familias. Los calefones solares son una de ellas. Otro hecho alentador será el aporte del yacimiento Vaca Muerta (Neuquén), que además de constituirse en una fuente de energía para exportar servirá para ampliar las redes de acceso al gas natural a los millones de familias que aun no lo poseen.
El proyecto muestra la importancia de la complementación sociedad civil-Estado: las OSC aportan una inteligencia probada y enfrentan los inconvenientes que se presentan, mientras los gobiernos financian la extensión de cada proyecto a un mayor número de habitantes. Así, una iniciativa que comenzó hace 70 años en la ONU se aplica ahora entre nosotros para evitar el agravamiento de la pobreza que ocasiona la falta de gas natural.
Director ejecutivo de la Fundación Sales