Un plan para sacar al país de la ruina
Las elecciones legislativas dejaron claro que una amplia mayoría de los votantes dijo basta a la corrupción del peronismo kirchnerista, y optó por votar a JxC y a otras corrientes políticas opuestas al Gobierno. El electorado independiente que votó mayoritariamente por JxC no está conforme con la coalición opositora. Advierte que es una casa dividida, y que algunos dirigentes importantes libran una lucha sórdida para ocupar los cargos públicos más importantes en las próximas elecciones, y no explican cómo resolverán los gravísimos problemas de la sociedad y del Estado.
La ambición política, si es razonable, hace más bien que mal, pero deja de ser razonable cuando predomina la búsqueda del poder por el poder mismo. Durante las legislativas no hubo un debate de ideas entre los candidatos de la coalición. Estaban juntos para derrotar al kirchnerismo y no debatieron la forma de solucionar los problemas. Fue evidente que algunos candidatos de la coalición desplegaron su ambición de posicionarse para las elecciones de 2023.
Lo que JxC debería hacer con miras a las elecciones de 2023, y dado que es inevitable un ajuste económico que afectará con dureza a la sociedad y al Estado, es presentar un programa socioeconómico para que el ajuste sea lo menos cruento y más equitativo posibles. Los ajustes económicos, incluido el famoso Pacto de la Moncloa, golpean siempre con mayor fuerza a los sectores más débiles de la sociedad. Esta propuesta choca con una realidad actual de nuestra vida política que es la falta de moral pública. La conducta del expresidente Menem, cuando asumió la presidencia en 1989, es un buen ejemplo para recordar. En la campaña electoral su mensaje fue el de un peronista populista, y al asumir la presidencia implementó un programa de gobierno que fue considerado neoliberal. Cuando se le enrostró el incumplimiento de sus promesas electorales contestó que si hubiera dicho lo que pensaba hacer no lo habrían votado.
JxC no va a perder la elección si sus dirigentes presentan con honestidad, al debate público, un programa electoral con las políticas que implementarán para sacar al país de la ruina. El peronismo kirchnerista, aunque aún siga haciendo daño no tiene futuro, su suerte está echada. ¿La dirigencia de JxC está en condiciones de hacer un programa socioeconómico que encamine al país en dirección a una democracia real y no de palabras?
Es posible en la medida en que sus dirigentes tengan la voluntad política de hacerlo, y actúen con un mínimo de moral pública en un tiempo aciago para el país. Entre sus integrantes hay buenos profesionales en las distintas disciplinas y políticos con experiencia que conocen los problemas del pueblo donde se los ha votado. Estar juntos no es suficiente, deben estar organizados para presentar un programa de gobierno. A tal efecto, deberían crear una suerte de plana mayor o staff que implemente las directivas políticas consensuadas por las autoridades de la coalición. Este staff tendría que ser pago para evitar las improvisaciones de los partidos políticos. Fondos tiene que haber porque los partidos políticos reciben recursos del presupuesto nacional.
El obstáculo mayor para seguir este curso de acción son aquellos dirigentes a los que solo les interesa llegar al poder por el poder mismo, y no le explican a la ciudadanía cuál es su programa de gobierno. No reparan en que la discusión pública de un programa de gobierno producirá la selección de los dirigentes que mejor estén identificados con el programa y que los votantes consideren los más confiables para ejecutarlo. Si lo que propugnamos se hace realidad el pueblo comprenderá que algo comienza a cambiar en la política argentina. De lo contrario, el ajuste lo harán las corporaciones de toda índole que no están dispuestas a renunciar a ninguno de los privilegios graciosos y odiosos de los que gozan.