Un novelón imperdible
En Avenida Brasil todas las mujeres son intrigantes, especulan con las infidelidades de sus maridos para mantener su status
Quedarme instalada hoy en un programa de televisión me resulta difícil. Será porque tengo la cabeza embargada por la profesión y el zapping es lo mío ya que no puedo perderme nada. O será porque no hay algo que me absorba tanto como para concentrarme. Hasta que hace unos días recalé en Telefe a la tarde y vi Avenida Brasil. Es una telenovela tradicional muy bien hecha, al estilo de El Clon. Los personajes son creíbles en esta historia de ricos finos, nuevos ricos y gente muy humilde que vive en barrios carenciados y trabaja en casas de millonarios.
La novela relata una historia de venganza: Rita (Mel Maia) es una niña que descubre que su malvada madrastra, Carmina (Adriana Esteves), planea destruir a su padre. La pequeña no puede evitar que el robo sea cometido, pero luego el padre muere al ser atropellado accidentalmente por Tifón, un popular futbolista. Cuando Carmina descubre que el deportista es millonario decide conquistarlo y casarse con él. Antes de lograrlo se deshace de Rita, la abandona en un basurero de las afueras de la ciudad. La niña sobrevive gracias al amor de Madre Lucinda, luego es adoptada por una pareja de argentinos y se va a vivir fuera de Brasil. Tiempo después Rita, convertida en Nina y ya experta chef de cocina, se instala como empleada doméstica en la mansión de Carmina y Tifón para vengarse de su madrastra. Las escenas entre ambas son de antología. Se miran, se odian, se acercan peligrosamente. Están siempre al borde del abismo.
Los personajes son creíbles en esta historia de ricos finos, nuevos ricos y gente muy humilde que vive en barrios carenciados y trabaja en casas de millonarios
Hasta aquí es la historia de una especie de Cenicienta moderna. Lo interesante es el desfile de personajes estrambóticos que pasan por la casa. Por un lado, las familias de Zona Norte instaladas en Leblon frente al mar que se burlan de los de la Zona Sur porque los consideran "grasas", nuevos ricos. Es elocuente el rol de las mujeres que cuestionan sus matrimonios constituidos por una selección importante de maridos infieles. En Avenida Brasil "todas" las mujeres son intrigantes, especulan con las infidelidades de sus maridos para mantener su status de "señoras". Y los hombres son todos piratas, un poco vagos y casi siempre están distraídos. Todo esto que podría parecer un novelón obvio, no lo es.
Los actores se lucen con sus actuaciones, hacen las muecas justas para que el público entienda. Y la música acompaña tan amorosamente cada escena que convierte a Avenida Brasil en una gran sinfonía. Algunos temas como Cupido interpretado por María Rita, Depois por Marisa Monte y Cachorro Perigroso por Tché Garotos son ejemplos más que efectivos. El autor de Avenida Brasil, João Emanuel Carneiro, enhebra cada escena con gran eficacia.
Avenida Brasil, ¡bienvenida a la televisión argentina!