Un mito secreto del siglo XX
Fue el director Luis Saslavsky quien me contó, a fines de la década de 1980, la historia de Frede, una de las lesbianas más notorias y bellas de Francia entre los años 1930 y 1960. Pensé que Luis me estaba narrando una historia inventada. Hace un mes, en París, descubrí que me había dicho la verdad porque vi en una librería un volumen en cuya tapa había una cara ¿de mujer o de hombre? de una seducción invencible. El título del libro era Frede, del periodista y economista Denis Cosnard, que también escribió un ensayo sobre su escritor preferido: Patrick Modiano, el premio Nobel francés.
Frede dirigía Carroll’s, la boîte sáfica más importante y lujosa de París, frecuentada por la alta sociedad internacional y las celebridades. Frede había conquistado el amor de Marlene Dietrich (antes de la guerra) y de la bellísima actriz mexicana María Félix en 1950, cuando esta entró por primera vez en Carroll’s y vio a un ser andrógino irresistible: Frede, de smoking. María, famosa en todo el mundo, cayó esa misma madrugada en los brazos de la reina de las noches parisienses. Hoy, Frede es casi una desconocida, aunque Modiano la haya incluido como personaje en su novela autobiográfica Reducción de condena, en la que recuerda su niñez, en particular los años 1952 y 1953, cuando vivió en casa de amigos de sus padres, en Jouy-en-Josas. Por allí pasaba con frecuencia una vecina, Frede, vestida de hombre, sobre la que se dice muy poco; es uno de los enigmas del relato. Fue así, por la lectura, que Denis Cosnard la descubrió y se propuso escribir sobre ella.
Saslavsky había conocido a Frede, probablemente en París o en México, cuando dirigió a María en La corona negra (1951). También debió de haberla tratado en Buenos Aires, cuando María vino para ser la protagonista de La pasión desnuda (1953) junto con Carlos Thompson, quizás el actor argentino más buen mozo de la época.
Fue inesperado e inevitable: Thompson se enamoró de María y ella aceptó con placer a aquel notable ejemplar masculino. Los rumores de esa relación llegaron a París y Frede se vino a Buenos Aires en un avión para controlar a su amada. Algo no develado pasó y Frede se volvió a París. Entre tanto, María rompió con Thompson y, con una celeridad pasmosa, se casó con el cantante Jorge Negrete. Poco después, la actriz se separó de Negrete y regresó a París para reunirse con Frede. La estrella le regaló a su amante dos magníficos anillos de brillantes (nueve quilates cada uno).
Después de tres años de pasión, Frede se concedió una escapada clandestina con otra mujer. María, enfurecida, inició un juicio contra ella. La acusó de robarle los dos anillos que le había regalado. El proceso fue un escándalo y Frede fue absuelta.
La separación de María y de Frede marcó la cima de la carrera de esta, pero también el comienzo de su lenta decadencia. Las discotecas reemplazaron a los nightclubs como Carroll’s. Frede se retiró a una casa en la campaña. Para entretenerse, pintaba. En octubre de 1973, expuso sus obras en una galería de París. Fue su última aparición triunfal. En febrero de 1976, murió ignorada en su casa campestre.