Un gran chamuyo
“No le estamos encontrando el agujero al mate”. (Del funcionario Rafael Klejzer sobre las subas de precios.)
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¿Qué hacía un maestro para mejorar la ortografía de los alumnos? Tomaba un dictado. ¿Con qué se rubricaba un pacto entre caballeros? Con un apretón de manos. ¿Cómo había que tratar a los mayores? Con respeto. ¿Cómo caía el mentiroso? En desgracia. ¿Y el ladrón? Preso.
Muy bien. Ahora despierte querido lector, que estamos en la Argentina, siglo XXI. No siempre el pasado fue mejor, pero cómo se añoran aquellos principios que muchas familias inculcaban a los más chicos no hace tantos años.
No es que ahora escasee la gente con valores, pero qué difícil resulta defenderlos.
Al maestro lo apura el sindicato y lo faja el padre que no acepta el bochazo para el nene. Los pactos se hacen con los sospechosos y no con las víctimas y ya ni siquiera puede decirse que sean “de caballeros” sin caer en el Inadi por discriminación. A los mayores se los corre de escena cuando no los ningunean o los castigan los que dicen cuidarlos. Al mentiroso se le compran las mentiras y, entonces, cuando debería ir preso, una runfla de anestesiados lo proclama semidiós. Y qué decir de aquello de “la palabra empeñada”.
La semana que pasó fue pródiga (valga la paradoja) en pasos en falso. Hacía tiempo que Buenos Aires no era copada por un megapiquete, que hizo casi imposible transitarla. ¿Quiénes lo llevaron adelante? Organizaciones sociales fundamentalmente de izquierda que dicen que hace seis meses que esperan una respuesta del ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. Más allá de que hay millones de argentinos que esperan millones de respuestas, ¿qué es lo que había dicho Zabaleta cuando asumió en agosto pasado? “Conmigo no va a hacer falta cortar calles para poder dialogar”.
Escena dos: Gildo Insfrán, eterno gobernador formoseño, aseguró que en, cuatro años del gobierno de Macri, su provincia “no recibió absolutamente nada”. Inmediatamente, empezaron a aparecer videos de 2016 y 2018, donde Insfrán le aseguraba en la cara a Macri: “Es de buena gente ser agradecido. Siempre lo dijimos. Gracias por las obras (provisión de agua, rutas) que se hacen con el aporte del Tesoro Nacional. Qué gran alegría”.
Escena tres: Alberto Fernández pidió “poner el problema de la igualdad de género en la mesa de discusión del Mercosur” y designó a un hombre en un cargo que venía siendo ocupado por una mujer. Antes había dicho: “Cristina tiene sus matices y diferencias con el Fondo, pero hay un punto en el que el presidente soy yo y tengo que tomar las decisiones”. ¿Un solo punto?
Y para cerrar el anecdotario: ante la alta inflación de enero, el director nacional de Políticas Integradoras del Ministerio de Desarrollo Social, Rafael Klejzer, dijo que el control de precios “termina siendo un chamuyo” y que “no le estamos encontrando el agujero al mate”.
Todo pasa tan rápido que un brulote tapa otro. El disvalor le gana a la virtud. Hay quienes creen que, como decía Grondona, “todo pasa”. Otros prefieren estar alertas porque, acá, en estas pampas, el que pestañea, pierde.