Un escritor que vuelve del ostracismo
Valioso análisis de Rosaura a las diez y del lugar que la novela ocupa dentro del amplio panorama de la narrativa argentina
Necesario y merecido rescate literario el que encara Cristina Piña en Denevi, 1955 (Unipe). El libro integra la colección "Autor/Fecha" que dirigen Laura Cilento y Oscar Conde, consagrada al análisis crítico de "textos clave, a partir de la combinación de perspectivas biográficas, históricas, políticas, estéticas y culturales". En este caso, se trata de una novela significativa para la ficción argentina: Rosaura a las diez.
La investigación de Piña opera a la vez sobre la figura de Marco Denevi, su obra y el contexto en que el autor se formó y escribió. "Nada llega a algo desde la nada", recuerda la autora para relativizar la idea de que Denevi haya irrumpido de manera exótica en el panorama literario. Si bien es cierto que el escritor no había publicado textos propios hasta la obtención del Premio Kraft de novela de 1955, con Rosaura a las diez, su afición a la música y a lectura alimentaron desde siempre su pasión por las letras.
Hijo de un inmigrante italiano que llegó a labrarse una posición, Denevi creció en una casa en la que se escuchaba ópera y se valoraba la lectura. La secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires, donde se destacó como estudiante, completó su formación y le permitió hacer sus primeros experimentos narrativos.
Antes de concentrarse en el análisis de la novela -que le reportó a su creador reconocimiento, popularidad y el comienzo de una carrera prolífica-, Piña propone tres hipótesis para entender por qué la crítica lo relegó hasta casi el olvido.
La primera se apoya en una cierta cualidad muy personal de su obra, que la hizo difícil de clasificar y de emparentar con las corrientes en boga. Luego, el hecho de que Denevi no se cobijó en capillas literarias: sus relaciones con otros escritores eran amistosas y no implicaban un programa estético en común. Pero acaso la razón más contundente para su marginación haya sido ideológica. Antiperonista, anticomunista y conservador, como se lo ha calificado, no tenía cabida entre la intelligentsia local. En este punto, sin embargo, Piña introduce un matiz. No considera que el pensamiento de Denevi fuera conservador, sino que lo que emana de sus escritos a partir de los años 80 es un conjunto de convicciones de corte centrista, propio de la clase media, alejado por igual del peronismo y del conservadurismo.
Tal vez el ensayo de Piña sea el primer paso en el difícil camino para volver del ostracismo.