Un domingo no apto para ansiosos
“Gobernar es cambiar aquello que no funciona” (De Roberto Lavagna)
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Muchos podrían estar hoy disfrutando del fin de semana largo en algún bello lugar del país, quizás aprovechando el último chispazo del Previaje, pero acá andan revisando la mesa y el orden de lista para ir a votar. También definen si se almuerza pasta o asado y cómo se entretendrán hasta que se difundan los resultados electorales. El tiempo entre votar y saber quién sucederá a Alberto Fernández, en el poco gastado sillón de Rivadavia, parecerá eterno.
Algunos ya habrán decidido a qué candidato le renovarán la confianza brindada desde las PASO hasta ahora. Otros recurrirán a algún fármaco para digerir el sapo sin sobresaltos gástricos, porque sus políticos preferidos quedaron en la banquina, pero de todos modos creen que se debe votar positivamente.
Y muchos otros estarán analizando si una estampita de Perón, una foto del Dibu Martínez en pleno festejo del Mundial de Qatar o una feta de salame pueden graficar de forma indubitable la desilusión frente a los dos postulantes y sorprender a las autoridades de mesa al abrir las urnas. En épocas de redes sociales, también gana la vanidad de pensar que el gesto más llamativo lo podrá llevar a la fama viral, aunque efímera.
Quienes opten por votar en blanco no tendrán que dar tantas vueltas: DNI en mano, medio segundo en el cuarto oscuro para disimular, sobre en la urna y a otra cosa mariposa. Y quienes, por una cuestión de edad, no estén obligados a concurrir a las urnas, quizás disfruten de un domingo como cualquier otro.
Esta última semana, en medio de tanta incertidumbre, porque ni los encuestadores creen en los resultados que obtienen, apareció en escena un personaje inolvidable de los últimos 20 años de la política nacional: Roberto Lavagna. “Gobernar es cambiar aquello que no funciona, que no cumple con las aspiraciones de la sociedad, juntando la mayor cantidad de voluntades posibles”, sentenció el exministro de Economía de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner, al apoyar a Sergio Massa. Pero su mensaje podría merecer un paper del Conicet porque lo que no estaría funcionando, entre muchas cosas, es la economía manejada por el ministro-candidato.
Por sí o por no, Lavagna, ¿aquellas sandalias que lució en enero de 2019, cuando sorprendió en Cariló junto a Miguel Ángel Pichetto, con bermudas claras y zoquetes deportivos blancos, no fueron alcanzadas por la inflación galopante de estos cuatro años o ya andaban por los $100.000?