Un caballo aterrado conmueve al mundo desde Venecia
Mañana se inaugurará la instalación de Claudia Fontes que integra el envío argentino a la bienal; ya conquistaron admiración las imágenes viralizadas en redes sociales
Claudia Fontes lo logró. Después de meses de arduo trabajo, la artista sorprendió esta semana al difundir en redes sociales las primeras imágenes de El problema del caballo, la impactante instalación con la que representa a la Argentina en la Bienal de Venecia. De inmediato se viralizaron en Facebook y en Instagram (@fontesbiannale), y las expresiones de admiración no tardaron en llegar.
Mañana a las 5 será la inauguración oficial, con la presencia de Mauricio Wainrot, director de Asuntos Culturales de la Cancillería, y Tomás Ferrari, embajador argentino en Italia. El sábado quedará abierta al público.
El misterio, sin embargo, ya fue develado. La escultura central es un caballo de cinco metros de alto, que corcovea contra el cielorraso mientras una mujer le toca el hocico. Dentro del Pabellón Argentino, un edificio del siglo XVIII que funcionó en otra época como sala de armas, el animal se enfrenta a una gran cantidad de piedras suspendidas del techo, cuya sombra sobre la pared forma la silueta invertida de la monumental escultura. La escena se completa con la figura de un niño en cuclillas, que observa con atención una piedra que sostiene en sus manos.
“La instalación muestra una escena congelada en el tiempo, en la cual tres personajes reaccionan a una paradoja: una crisis se avecina, y sus síntomas son, al mismo tiempo, el problema que la causa –dice el texto de presentación–. La obra cuestiona la sostenibilidad de la idea de territorio y la conformación de identidades nacionales en el actual umbral histórico que los humanos atravesamos como especie.”
Con gran destreza poética, la artista argentina residente en Inglaterra evoca las figuras de un caballo en estado de shock y una cautiva representados en la pintura La vuelta del malón (1892), de Ángel Della Valle, para aludir a las consecuencias de la formación de los Estados modernos.
“Desde el principio, cuando me imaginé este caballo atrapado, corcoveando contra el cielorraso, escribí que el jinete era el edificio, con toda su carga histórica –explicó Fontes en una entrevista con LA NACION–. Pensemos que los barcos que salían de ahí no eran precisamente cruceros del amor, ¿no?”
El problema del caballo parece ser el de haber caído en una trampa, en un violento destino que jamás eligió. El de sacrificarse al servicio de los conquistadores e incluso dar su vida por una causa ajena. “Cautivo en un laberinto sin salida que, paradójicamente, ha sido construido a partir de su propio trabajo, el caballo señala el problema de una naturaleza acosada, conformada por poderes cuyo enigma es preciso desentrañar”, observa en su texto curatorial Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes.
“Aliarse con el animal, contra la gramática colonial de una cultura que hizo del animal –y junto a él, los indígenas, las mujeres, los otros de la civilización del capital– el objeto de sus violencias”, escribe por su parte en el catálogo el ensayista Gabriel Giorgi.
La obra de Fontes más conocida hasta ahora en la Argentina era su escultura Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez, un homenaje a un adolescente desaparecido que se eleva sobre el Río de la Plata frente al Parque de la Memoria.
Aparte del envío nacional, otros cuatro artistas argentinos representarán al país en Venecia, desde el sábado hasta el 26 de noviembre. Fueron seleccionados por la directora general de esta 57a edición de la bienal, la francesa Christine Macel, para participar de una muestra que incluye a más de un centenar de artistas de todo el mundo en el Padiglione de los Giardini y en los Arsenales. Ellos son Nicolás García Uriburu –en un merecido homenaje a casi cinco décadas de su coloración de los canales–, Liliana Porter, Sebastián Díaz Morales y Martín Cordiano.