Tras los pasos de Nelson Mandela
Este año, personas de todo el mundo se unirán para celebrar un centenario muy especial. El 18 de julio se cumplirán cien años del nacimiento de Nelson Mandela, un hombre del que se puede decir sin ninguna exageración que cambió el mundo para siempre.
Mandela llevó a su pueblo a la libertad en Sudáfrica luego de pasar más de un cuarto de siglo tras las rejas a manos del régimen del apartheid. Su lucha, determinación y coraje y sus principios inflexibles inspiraron a generaciones de luchadores por la libertad en su tierra natal y más allá.
Pero lo que me parece más notable es que cuando fue liberado en 1990 y, luego, cuando fue elegido presidente en 1994, no mostró resentimiento hacia sus opresores, sino que gobernó con compasión, magnanimidad y un férreo compromiso con la justicia y las leyes.
Esta pasión por la libertad ayuda a explicar por qué, en su cumpleaños número 89, Mandela anunció la creación de un nuevo y notable grupo: The Elders. Junto con su esposa, Graça Machel, y el otro gran héroe de la lucha contra el apartheid que fue el arzobispo Desmond Tutu, Mandela tuvo la visión de un grupo independiente de exlíderes que pudieran usar su experiencia para trabajar por la paz y los derechos humanos en todo el mundo.
Hoy tengo el honor de ser miembro de este grupo, presidido por el exsecretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan. En julio, estuve junto a mis compañeros Elders en Ciudad del Cabo en el cumpleaños de Mandela, para lanzar una nueva campaña para celebrar su memoria y defender sus valores. Llamamos a esta campaña Walk Togheter, inspirada en la larga caminata de Mandela hacia la libertad y su creencia de que todos somos capaces de ayudar a cambiar el mundo para bien.
Desde dicha fecha, The Elders convocó a eventos públicos en Londres, Nueva York y Tokio para solidarizarse con activistas que luchan por la paz y el derecho a la salud. Ahora llevamos nuestra campaña a la Argentina para unirnos al movimiento que pide por un mayor acceso a la justicia.
Nelson Mandela comenzó su carrera como abogado comunitario en Sudáfrica, como lo hizo otro ícono mundial de la libertad, Mahatma Gandhi. Ambos entendieron que la justicia debe ser accesible para todos los grupos de la sociedad si es que se quiere servir realmente a todas las personas y no solo a una elite privilegiada.
Ambos estarían consternados si supieran que cuatro mil millones de personas aún no tienen acceso a la justicia. Esa fue la conclusión de un informe realizado hace 10 años por la Comisión para el Empoderamiento Legal de los Pobres, y el progreso ha sido muy escaso en la década transcurrida.
Como muchas otras personas en América Latina, sé por amarga experiencia que cuando se ignoran las reglas democráticas, se anula la independencia judicial y el Estado de Derecho es accesible solo para quienes pueden pagarlo, por lo que las personas que más sufren son las que menos pueden permitirse perder.
La injusticia erosiona la integridad de las instituciones y destruye la fe de los ciudadanos en la política y la democracia. Podemos ver esto hoy en Venezuela, donde un Tribunal Supremo politizado ha impedido a los líderes de la oposición presentarse a las elecciones presidenciales y siguen encarcelados o bajo arresto domiciliario. ¿Cómo se puede tener fe en el proceso democrático cuando está sujeto a tan descaradas trapacerías, y cuando la Junta Electoral está dominada por personas nombradas por el presidente Maduro?
Por eso es tan importante intensificar la lucha por la justicia, porque estamos en un momento crucial en América Latina donde se avecinan elecciones importantes en el próximo año.
La Argentina ocupa la presidencia del grupo G-20; el presidente Macri tiene la oportunidad de impulsar la agenda de justicia en 2018, implementar las recomendaciones realizadas por la Comisión, y posicionar la causa en el centro de la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible.
Estoy encantado de que mis compañeras Mary Robinson e Hina Jilani estén en Buenos Aires estos días para mostrar el apoyo de The Elders a los defensores de la justicia. Mary Robinson es ex alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y Hina Jilani es defensora de la Corte Suprema de Paquistán; ambas tienen una amplia experiencia de defensa, exigencia y garantía de justicia para las víctimas de la opresión.
Lamentablemente, no podré unirme a ellas en esta ocasión, pero caminaré en espíritu con ellas y con los valientes activistas de la sociedad civil por las calles de Buenos Aires. Espero que sus voces se escuchen y que, a través de sus esfuerzos, más personas accedan a los frutos de la justicia, tal como el propio Mandela lo concibió.
Expresidente de Chile
Ricardo Lagos