Traiciones y lealtades en el desafuero de De Vido
El desafuero del diputado Julio De Vido , que se aprobará mañana en la Cámara de Diputados , será recordado como el mojón de un nuevo tiempo histórico. Luego del triunfo de Cambiemos del domingo en buena parte del país, los aires nuevos que soplan en la política argentina acelerarán la caída de varios exponentes del kirchnerismo, empezando por el otrora poderoso ex ministro de Planificación. Le seguirán Alejandra Gils Carbó , jefa de los fiscales, cuya salida impulsará el oficialismo en el Congreso. La lista podría continuar con un posible desafuero del diputado Máximo Kirchner, procesado por asociación ilícita y lavado de dinero en la causa Los Sauces. Y, por qué no también, con el desafuero de Cristina Kirchner, flamante senadora electa, de avanzar la causa por encubrimiento a Irán en el atentado a la AMIA.
Estos nuevos vientos también limpiarán de hojarasca el mosaico donde por ahora conviven peronistas y kirchneristas en el Congreso; se revelará quién, pese a la derrota de Cristina Kirchner, se mantiene fiel “al proyecto nacional y popular” y quién, en cambio, abjurará del rótulo kirchnerista para proclamarse otra vez –porque nunca dejó de serlo, afirmará-, peronista de la primera hora.
La sesión de mañana será una reafirmación de lealtades y, a la vez, urdimbre de traiciones en el justicialismo. Está en juego, nada menos, que el desafuero e inmediata detención del ex ministro De Vido , quien supo ser el magnánimo repartidor de recursos para obras públicas del que se beneficiaron varios gobernadores, intendentes y legisladores peronistas durante el apogeo kirchnerista. Cuando en julio pasado se discutió la propuesta del oficialismo para expulsarlo de la Cámara de Diputados por falta de idoneidad moral, sus colegas del Frente para la Victoria-PJ salieron en tropel para defenderlo. No sólo ellos; varios diputados peronistas que ahora se dicen renovadores; los santiagueños fieles al camaleónico Gerardo Zamora –quien asumirá en diciembre su tercer mandato como gobernador- y los legisladores de izquierda impidieron la temprana salida del ex ministro. Eso sí: varios de ellos anticiparon en aquella sesión que otro será el cantar el día en que un juez pida formalmente su desafuero a la Cámara de Diputados por alguna de las investigaciones que lleva adelante.
El día llegó. Y no sólo hay un pedido de desafuero, sino dos.
Llamativamente, el primero en desmarcarse de De Vido fue José Luis Gioja , diputado y jefe del PJ. Le siguió la flamante ganadora en Río Negro, la diputada María Eugenia Soria. Adujeron que hay que cumplir con el pedido de la Justicia. Otros legisladores con mandato hasta 2019 y que quieren sobrevivir a la debacle del kirchnerismo serían de la partida. El bloque que preside el kirchnerista Héctor Recalde se reunirá hoy a las 14 para definir una posición. La mayoría ruega, en silencio, que De Vido presente finalmente su renuncia a la banca para evitar una derrota deshonrosa en el recinto.
Uno de los pedidos de desafuero lo solicitó el viernes pasado el juez federal Claudio Bonadio, que investiga a De Vido por sobreprecios en la compra de buques cargados de gasoil para paliar la crisis energética. Pero el que más preocupa al ex ministro es el que formuló el juez Luis Rodríguez hace una semana; le preocupa no tanto por la acusación –fraude a la administración pública por desvíos de fondos en el yacimiento Río Turbio- sino porque, en el mismo pedido de desafuero, el juez –instigado por la Sala II de la Cámara Federal- anticipó que detendrá a De Vido no bien se le revoquen sus inmunidades legislativas.
“He ordenado a la titular del Ministerio de Seguridad (Patricia Bullrich) que, en caso de aprobarse el presente pedido de desafuero, proceda con la inmediata detención de Julio Miguel De Vido y su consecuente traslado a la Unidad N° 29 del Servicio Penitenciario Federal”, advirtió el juez Rodríguez en el pedido que remitió a la Cámara de Diputados.
Pasado mañana se presenciará el final anunciado de esta crónica impensada hace tiempo atrás: Mientras los legisladores debaten al calor de los nuevos tiempos que corren, en las puertas del Congreso estarán apostados los patrulleros policiales.