Tormenta política en la Argentina
Parafraseando a Karl Marx, un fantasma ha recorrido a la Argentina el domingo último: el del anarcocapitalismo. Contra todos los pronósticos, el precandidato (ahora candidato) presidencial de la agrupación La Libertad Avanza-LLA, Javier Milei, obtuvo 7.116.352 votos, lo que representa el 30,04 % de los sufragios, que lo convirtieron en el candidato más votado en los comicios primarios. Así también LLA ha obtenido el triunfo en 16 de los 24 distritos electorales de todo el país.
¿Qué pasó en las PASO? ¿Por qué Javier Milei? El triunfo del dirigente de La Libertad Avanza podría explicarse por cinco factores principales. El primero está relacionado con el contexto regional, el segundo con la crisis de mediana edad por la que atraviesa la democracia argentina, el tercero con el carácter frecuentemente sorpresivo que ha caracterizado a la política argentina desde 1983, el cuarto con la oportunidad perdida por Juntos por el Cambio, y por último con las propuestas presentadas a la sociedad por el candidato triunfante en los comicios del día domingo.
Con respecto al primer factor, la región ha sido un verdadero campo de prueba para la emergencia de líderes de derecha radical con diferentes niveles de suceso electoral, desde los que llegaron al poder como Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, Nayib Bukele en El Salvador, hasta candidatos altamente competitivos derrotados en segunda vuelta como Rodolfo Hernández en Colombia o José Antonio Kast en Chile.
En relación al segundo, el ciclo de 40 años de democracia nos enfrenta a un modesto balance en materia de satisfacción de las expectativas sociales. Este ha sido un proceso de escasos logros (una democracia resiliente y una expansión de la agenda en materia de derechos civiles) y muchas frustraciones en relación al incumplimiento de múltiples demandas. No se han cumplido las esperanzas que despertaba aquel lema tan presente en la campaña de Raúl Alfonsín de 1983: “Con la democracia se come, se cura y se educa”. De todas maneras, conviene diferenciar el régimen democrático del fracaso de sus gestores a lo largo de estas cuatro décadas.
El tercer factor que explica el ascenso de Milei es la amplia experiencia que tiene el país en cuanto al surgimiento de actores políticos, no detectados por el radar de la política tradicional, que rápidamente lograron convertirse en referentes políticos nacionales. Tales han sido los casos de Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Néstor Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Las excepciones han sido Fernando De La Rúa y Cristina Fernández. El “cisne negro” se ha blanqueado en la Argentina tanto como el recordado cantante Michael Jackson.
Cuarto, la oposición de Juntos por el Cambio, ganadora en los comicios legislativos de 2021, ha llevado a cabo un proceso interno sumamente disputado que le ha –muy probablemente– impedido terminar de convencer a una significativa parte de la sociedad de su condición de alternativa electoral, siendo ese espacio ocupado por Milei. Si el manual todavía funciona, es de esperar que la resolución de la interna en favor de Patricia Bullrich le permita a JXC no solo ordenar su espacio sino además recuperar su capacidad de “enamorar” a la sociedad. Como decía un recordado mentalista, puede fallar.
Finalmente, el precandidato Milei ha presentado a la sociedad un conjunto de propuestas, muy polémicas algunas –venta de órganos– difícilmente practicables otras (aunque no imposibles en la Argentina) –cierre del Banco Central, dolarización, etc.– en un contexto de campaña donde el deterioro del debate público y la ausencia de propuestas han sido los rasgos principales. La naturaleza aborrece el vacío. ¿Qué puede pasar post-PASO? Nos encontramos frente a un escenario de tres tercios (Cristina Fernández dixit): La Libertad Avanza-LLA, Juntos por el Cambio-JXC y Unión por la Patria-UP en ese orden.
¿Qué lecciones podemos extraer de experiencias precedentes de fragmentación electoral en la Argentina? En las experiencias anteriores el resultado fue el triunfo del segundo candidato con mayor cantidad de sufragios, no de aquel más votado: los ganadores fueron Kirchner en 2003 (entonces sin PASO) y Macri en 2015 (ya con primarias abiertas simultáneas y obligatorias) frente a Menem y Daniel Scioli respectivamente. La pregunta sería: ¿no hay dos sin tres o la tercera es la vencida? Es un escenario complejo, responderá el politólogo.