Todos los caminos conducen a Picasso
A 135 años del nacimiento del maestro del cubismo, su legado está más vivo que nunca
MÁLAGA.- En la angosta y serpenteante calle San Agustín, legado de los musulmanes que habitaron esta ciudad hasta el siglo XV, decenas de personas esperan que se abra la puerta del antiguo Palacio de Buenavista. Hablan distintos idiomas y llevan en sus manos la invitación a la retrospectiva dedicada a Joaquín Torres-García. Curada por Luis Pérez-Oramas, ya se exhibió en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y en el Espacio Fundación Telefónica, en Madrid.
Una de las sorpresas que aguardan dentro del Museo Picasso Málaga son las cartas que el pintor uruguayo intercambió con su par malagueño, a quien conoció en Barcelona durante su juventud, y sobre cuya obra escribió un libro que nunca publicó. "Perdone si no le devuelvo aún aquello que me prestó, pero estoy luchando contra la falta más absoluta de dinero", escribió Torres-García en uno de los papeles que conservó Picasso.
Estamos a pocas cuadras de la casa donde el maestro del cubismo nació un 25 de octubre, hace 135 años, en un segundo piso con vistas a la Plaza de la Merced. Allí hoy los turistas se toman fotos abrazados a la escultura que le rinde homenaje al pintor, y las palomas evocan su célebre dibujo devenido símbolo universal de la paz. En el mismo edificio se aloja la Fundación Picasso, que administra otros dos importantes museos de la ciudad: la Colección del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo -al que pertenecen las obras de Kazimir Malevich exhibidas en Fundación Proa- y la primera sede del Centro Pompidou inaugurada fuera de Francia.
En este último, el Sombrero con flores pintado por Picasso en 1940 se exhibe junto a Arquitectura y moralidad (2004), de Glenn Brown, en el que un ramo de crisantemos ocupa el lugar del rostro. Otra de las obras del malagueño comparte sala con trabajos de Max Ernst, René Magritte y Francis Picabia, entre otros grandes artistas; rodean la impactante instalación Fanstasma, de Kader Attia (Francia, 1970), que recrea con papel de aluminio los cuerpos de decenas de mujeres musulmanas arrodilladas en gesto de oración.
Hay también un diálogo contemporáneo con las creaciones modernas de Picasso en las pinturas del estadounidense David Salle (Estados Unidos, 1952) expuestas hasta diciembre en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC). Ubicado en el SoHo malagueño, una zona bohemia que gracias al arte cambió en los últimos años sex shops por guarderías, este espacio aloja además la colección de Carmen Riera, con obras de Olafur Eliasson, Anish Kapoor y Jenny Holzer, e incluso Pintura horizontal (1984), una pieza realizada en conjunto por Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat y Francesco Clemente.
A pocas cuadras de allí, el rostro de una mujer pintada por el célebre estadounidense Shepard Fairey espía desde lo alto de un edificio, mientras un grupo de enormes roedores parecen trepar por una fachada cercana, para espanto de los vecinos más antiguos del barrio. Son ejemplos recientes de street art que reflejan la profunda transformación a la que se entregó Málaga desde 2003. El punto de inflexión fue la apertura del Museo Picasso, con la colección de Christine Ruiz-Picasso -viuda de Paul Ruiz-Picasso, hijo mayor del artista- y Bernard, el hijo de ambos.
Esas más de 200 obras de las cuales Picasso nunca se quiso desprender se convirtieron en un imán para el turismo, que también llega en masa atraído por uno de los principales "embajadores" de la ciudad: Antonio Banderas. Nacido en Málaga en 1960, el actor tiene un rol protagónico cada año en las famosas procesiones locales de Semana Santa. Se dice que en la terraza de su departamento con vista a las ruinas del teatro romano construyó una réplica del cubo de vidrio intervenido por Daniel Buren para la sede local del Pompidou.
Entre los museos que Málaga sumó en la última década se cuentan también el que exhibe piezas de la colección estatal rusa en una antigua tabacalera y el Carmen-Thyssen-Bornemisza, con un destacado acervo de pintura española del siglo XIX.
Este fenómeno, sin embargo, no se limita a la ciudad natal de Picasso. Un año atrás, en París, el público formaba largas filas frente al Grand Palais para ver la muestra Picasso.manía, dedicada al impacto de su legado sobre la creación contemporánea. La misma escena se repetía en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, para ver un centenar de esculturas creadas por él. Meses antes, también en Manhattan, una de sus pinturas había alcanzado el récord en subastas para una obra de arte: Las mujeres de Argel (1955), se vendió en Christie's por 179,365 millones de dólares.
En 2015, su nombre ocupó varias veces las primeras planas de los medios a nivel mundial, con noticias que incluyeron disputas familiares por su herencia, denuncias de robos y el intento frustrado del banquero español Jaime Botín de llevarse una obra a Suiza. Como si esto fuera poco el Museo Nacional Picasso-París, que resguarda la colección más importante de Picasso en el planeta, celebró sus 30 años con un nuevo montaje que duplicó las obras exhibidas.
Desde ese mismo museo llegarán los dibujos que exhibirá desde noviembre el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (ver aparte), mientras la National Portrait Gallery de Londres dedica hasta febrero una gran muestra a sus retratos. A más de cuatro décadas de su muerte, todos los caminos aún conducen a Picasso.
De París a Buenos Aires
Realizado en pluma y tinta china sobre papel cuadriculado, en 1954, el Estudio para Las mujeres de Argel según Delacroix, que se muestra arriba en esta nota,es uno de los 75 dibujos que integran la muestra que exhibirá el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires desde el 17 de noviembre hasta el 26 de febrero de 2017. Curada por Victoria Noorthoorn, directora del Moderno, Pablo Picasso. Más allá de la semejanza abarca trabajos realizados por el artista desde los dieciséis años hasta su muerte, en 1973, todos ellos pertenecientes a la Colección del Museo Nacional Picasso-París.