Todo lo que usted quería saber sobre el Himno Nacional y no se atrevía a preguntar
El ensayo de Buch analiza con exhaustividad y creatividad el que se presenta como el símbolo patrio más atravesado de tensiones, fricciones e interpretaciones
¿Se puede publicar un libro actual, inteligente y bien escrito, que tenga como objeto al himno, que rastree su origen histórico y analice de qué manera fue adoptado, rechazado, apropiado por los distintos gobiernos nacionales desde la Revolución de Mayo hasta nuestros días? Como diría un eslogan de campaña de hace unos años: sí, se puede. Y como diría otro: Esteban Buch lo hizo. El libro se llama O juremos con gloria morir. Una historia del Himno Nacional Argentino, de la Asamblea del Año XIII a Charly García, y es en verdad una reedición ampliada y corregida del ensayo histórico que Buch (nacido en Buenos Aires en 1969 y residente en París desde 1990, donde dirige el Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje de la École des Hautes Études en Sciences Sociales) publicara en 1994.
El ensayo de Buch analiza con exhaustividad y creatividad el que se presenta como el símbolo patrio más atravesado de tensiones, fricciones e interpretaciones
Buch parece haber agotado toda o casi toda la bibliografía y los documentos existentes sobre el himno nacional argentino. Pero más allá de interpretaciones, mitos y prejuicios, y de su difusión por las diversas corrientes historiográficas, el verdadero punto de partida de su trabajo es una pregunta. Escribe Buch, al comienzo del libro: "El mito de los símbolos patrios los hace surgir de un espacio que no es político, que es anterior y superior a la política, y que es la esencia de la Nación misma, que por definición es buena. ¿Pero es realmente así?". Muy rápidamente, al rastrear los orígenes de su objeto de estudio (el encargo de una canción patria por parte del Primer y Segundo Triunvirato), Buch se da cuenta de que no puede haber nada inocente en una tarea de estas dimensiones, y de que la esencia jamás podría preceder a la esencia."El himno no sólo refleja y promueve el puro ideal de la emancipación y la libertad del pueblo. También ensalza el servicio de las armas, la muerte siempre posible, la violencia de Estado. En él se cruzan el eje horizontal de la igualdad y la vertical de la autoridad (…) La conclusión de ese regreso a los orígenes del relato nacional fue que el himno había sido fundamentalmente un instrumento de poder, una manera de hacer política, un artefacto de propaganda".
¿Cómo y por qué nace el himno, o más bien su necesidad? Según Buch, "la marcha nacional forma parte de un nuevo ritual cívico por el cual el Estado en formación desea a la vez asegurarse la lealtad de los individuos y, precisamente, contribuir a inventar ese imaginario colectivo llamado Nación". El libro se propone, entonces, analizar la historia de esa marcha, desde su oficialización durante la Asamblea General Constituyente de 1813 (hecho del cual el próximo 11 de mayo se cumplen doscientos años) hasta las polémicas generadas en el Mundial de Fútbol de 1990 (cuando la tribuna napolitana silbó su ejecución en la semifinal entre Italia y la Argentina) y por el estreno de una versión rock estrenada por Charly García ese mismo año. Estructurado en tres partes (La Invención, La Recepción, La Inscripción), el ensayo aborda su tema desde una multiplicidad de enfoques y se permite al mismo tiempo repasar las biografías de Vicente López y Blas Parera, analizar la utilización política que se hiciera del himno desde el gobierno de Rosas en adelante, y detenerse en una insólita y resonante polémica ocurrida en 1927, durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear , cuando el gobierno intentó reformular su música.
Buch analiza también y en detalle la música del himno y la define como "asimétrica", lo que explicaría, según él, las dificultades de interpretación
Pero lo cierto es que los cambios más profundos realizados sobre lo que en un primer momento se llamó "Marcha Patriótica" (la denominación de "Himno" comenzó a utilizarse recién en 1847) ya se habían hecho mucho antes. El texto completo original de López tiene nueve estrofas y la ejecución de la música de Parera (arreglada en 1860 por Juan Pedro Esnaola) se extiende por unos veinte minutos. La versión actual que todos conocemos (y que dura alrededor de tres) es una reducción decretada por Julio Argentino Roca el 30 de marzo del 1900, y que surge de coaligar los primeros cuatro versos de la primera estrofa y los cuatro de la última. El que era el coro original (de aquel "Sean eternos los laureles" hasta el "O juremos con gloria morir") se convirtió de esa manera en el remate. En el medio, se perdieron las referencias bélicas y sangrientas que emparentaban a la marcha con "La Marsellesa", las alusiones americanistas y las neoclásicas. Y, sobre todo, se eliminaron (y ese fue el verdadero origen del decreto presidencial) las que hacían alusión a España como tiranía y como enemigo a vencer. Buch analiza también y en detalle la música del himno y la define como "asimétrica", lo que explicaría, según él, las dificultades de interpretación. "Parera toma elementos de la música sacra y de la música militar, sin hacer música religiosa ni música militar (…) Parera hace música de escena (…) de allí que el argentino sea uno de los himnos nacionales más largos y complicados de la historia, como bien lo saben todos los organizadores de ceremonias públicas internacionales".
El ensayo de Buch, reeditado ahora oportunamente, tiene varias virtudes, pero sobre todo una: analizar con exhaustividad y creatividad el que se presenta como el símbolo patrio más atravesado de tensiones, fricciones e interpretaciones. Hacia el final de O juremos con gloria morir leemos: "Durante dos siglos, el Himno Nacional Argentino hizo la historia del país, y a la vez ayudó a imaginarla (…) A dos siglos de su creación, desde que fuera escrito y compuesto por Vicente López y Blas Parera y aprobado por la Asamblea General Constituyente, el himno nacional sigue siendo para muchos argentinos una manera válida de decir nosotros ". La dificultad, que por supuesto excede al libro, y que se vio actualizada desde la crisis del 2001 hasta nuestros días, sigue siendo el debate sobre el significado de ese "nosotros".