Reseña: Las traducciones argentinas de la Divina Comedia, de Claudia Fernández Speier
El año próximo se cumplirá un aniversario redondo de la muerte de Dante Alighieri: el poeta florentino falleció en 1321, hace casi siete siglos. No es necesario subrayar la función basal que para la literatura y el pensamiento occidentales cumple el triple edificio de la Divina Comedia (con sus Infierno, Purgatorio y Paraíso), aunque sí tal vez convenga recordar cuánto se tardó en reconocer todo su valor: hasta el romanticismo, Dante era visto como un autor más bien escolástico, más bien indigesto.
La cristalografía de la Divina Comedia –como llamó Ossip Mandelstam a su suma de saberes poéticos–, aliada con el ritmo de sus formidables tercetos, convirtió a la obra en uno de esos clásicos a los que, como ocurre con La Odisea, siempre se vuelve: a leer, pero también a versionar. En las Las traducciones argentinas de la Divina Comedia, Claudia Fernández Speier se atiene a la pasión local por el texto dantesco, que se inició con el trabajo de Bartolomé Mitre y continúa hasta hoy con la puesta al día del poeta Jorge Aulicino. El estudio –producto de una investigación de doctorado– no se detiene solo en la comparación y análisis textual, sino también, de manera principal, en el marco cultural y el papel ideológico que cumplía cada versión completa al momento de ser publicada. Así, la de Mitre, con su mezcla de popularidad y lengua arcaica, que respeta los endecasílabos del original, "convierte a la Comedia en un texto evidentemente aceptable para una élite que identifica la belleza con la armonía clásica". El resultado es un Dante más renacentista que cristiano-medieval.
La versión clave más cercana, la de Ángel Battistessa, asociada al espíritu de la revista Sur y publicada primero por el Fondo Nacional de las Artes en los años setenta, se caracteriza, según Fernández Speier, por la notable literalidad que, ayudada por la libertad de la falta de rima, "permite una mayor adherencia semántica".
Minucioso como una lección de anatomía, el volumen revisa además dos versiones algo excéntricas (Francisco Soto y Calvo, y Antonio Milano), la de Aulicino, que busca acercar la dicción "a la lengua bastarda y convulsionada de la época de Dante", y concluye con un imperdible capítulo, "Borges, traductor imposible de Dante", que explora el persistente interés del escritor argentino por la Divina Comedia y su rechazo al encargo de traducirla que en su momento le hizo la Universidad de Puerto Rico.
LAS TRADUCCIONES ARGENTINAS DE LA DIVINA COMEDIA
Claudia Fernández Speier
Eudeba
348 págs./$760