TikTok: la inquietante onomatopeya del pasatiempo
El áncora del reloj de la historia resuena... tic, toc...
Desde el famoso avión oficial AirForce One y a deshora, Donald Trump le puso fecha límite a la venta de TikTok, la red social de veloz crecimiento global y capitales de origen chino. 45 días, dictaminó, o será cancelada. La mayoría de los analistas coincide en que la arbitrariedad de la medida y la opacidad argumental no es un buen precedente en las relaciones Washington, Beijing, Silicon Valley. Y que habrá retaliación.
El mismo día, la red Instagram anunció el estreno de una funcionalidad (Reels) que imita algunas de las virtudes de la amenazada TikTok: videos de 15 segundos, utilizando una biblioteca de sonidos y canciones disponibles. Un nuevo ámbito para videos absurdos y coreografías caseras. No todo es Storie.
Apenas una semana antes, los máximos ejecutivos de las principales empresas tecnológicas de los Estados Unidos, fueron escuchados en el Senado. Se analiza si violan las estrictas leyes antomonopolio. Lo hicieron, claro, a través de sistemas remotos de videoconferencia: muy 2020. Tanto como el acelerado marco de incertidumbre que rodea el devenir inmediato de la red social de moda y de otras plataformas.