Reseña: Confesión, de Martín Kohan
La obra de Martín Kohan (Buenos Aires, 1967) está atravesada por una pregunta fundamental: cómo narrar. Basta pensar en el ensayo Narrar a San Martín –cómo narrar lo nacional– o en la novela Ciencias Morales –cómo narrar la dictadura–, por nombrar dos de sus libros. Pero la preocupación no es sólo formal. El autor hace honor a la novelística clásica según la cual trama y personajes importan.
Confesión está dividida en tres partes. En la primera, Mirta López, la abuela del narrador, en aquel tiempo de doce años, observa a un Jorge Videla joven que regresa, cada semana, a su casa. Obnubilada por la postura intachable, el porte ya marcial, Mirta empieza a descubrir su propio despertar sexual. Kohan hace una operación interesante: cada mirada que le imparte Mirta al joven Videla está teñida por las imágenes que hemos visto en noticieros y periódicos: Videla sentado en un banco de iglesia, su nuca, su pelo engominado, su andar. Ella no sabe cuál será el papel de este hombre en la historia, ¿cómo podría adivinar el futuro?, pero los lectores sí. También el narrador. Videla aparece entonces como una estampa, una fotografía carente de humanidad. Hay más: presintiendo que al sentir así está pecando, Mirta se confiesa una y otra vez. El narrador, obsesivo, la sigue en su confesión y en su penitencia: repite con ella cada oración que le impone el padre Suñé.
La segunda sección cuenta un atentado del ERP contra un avión en el que viajaba Videla en 1977. Aquí aparece el trabajo con lo heroico a través de un narrador que recurre a los hechos históricos; aparece la impronta de Rodolfo Walsh, el de Operación Masacre pero sobre todo, del cuentista. La tercera parte, conmovedora, es una partida de truco entre la abuela y su nieto que se narra casi sin elipsis, mientras tienen una conversación fundamental. Esta partida, que podría pensarse como última –¿cuántas más le quedan a la anciana?– recuerda no solo las reflexiones de Borges en torno al truco y al engaño, sino también aquel cuento, "El fin", en el que cierra la literatura gauchesca con la muerte de Martín Fierro.
Kohan trabaja con la tradición y con la idea del traidor y del héroe, tan borgeana. Elige tres situaciones y las explora de manera minuciosa. No necesita más para revisitar las tensiones entre, por ejemplo, lo criollo y lo inglés, o la historia y la narración, o para reflexionar sobre los usos y las representaciones del río de La Plata.
CONFESIÓN
Martín Kohan
Anagrama
200 páginas
$895