Tenemos que impulsar el acuerdo Unión Europea-Mercosur
Hoy más que nunca, Europa y el Mercosur necesitan hacer realidad el acuerdo de asociación Mercosur-Unión Europea. Lograrlo no es cosa fácil. Sin embargo, la triple M (Macri, Macron y Merkel) hace cinco años pudo. Lo que pasó después es historia, pero recordar que fue posible tiene que animarnos a seguir. Mucho cambió desde ese junio de 2019 en que se hizo viral el audio del canciller Faurie: “Presidente, tenemos acuerdo”. Pero eso no es necesariamente una desventaja, al contrario: el nuevo escenario internacional vuelve a este acuerdo más urgente y estratégico.
Europa está en guerra. En el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania no sólo se están poniendo en juego miles de vidas sino también los valores occidentales en general, la democracia, es uno de ellos. Que Ucrania no gane es que todo Occidente pierda y, por lo tanto, los aliados que comparten valores occidentales son fundamentales. El Mercosur en general y la Argentina en particular tienen que ser la puerta de entrada para consolidar la relación de América Latina con Europa.
Otro cambio tiene que ver con la integración productiva global. La pandemia, el nuevo escenario geopolítico y cambios en los patrones de consumo están reconfigurando las cadenas globales de valor. La eficiencia y los costos ya no son los únicos determinantes de la inversión. A la hora de decidir con quién comerciar o dónde poner una fábrica se tienen en cuenta también criterios de seguridad y resiliencia. Instalarse y comerciar con países amigos (friendshoring) o más cercanos (nearshoring) disminuye los riesgos. Sellar el acuerdo Mercosur-UE generaría las condiciones para que las industrias europeas puedan relocalizar su producción en nuestros países.
Por último, tanto el Mercosur como la Argentina necesitan reglas de juego claras, estables y modernas. Este acuerdo no se trata simplemente de beneficios comerciales. Pensarlo como un medio para exportar un kilo más o menos de carne es no verla. Este acuerdo es un ancla institucional. Acoplarnos a una serie de reglas de juego que no quede sujeta a funcionarios de turno. El respeto por un marco normativo es una pieza fundamental para pensar en el desarrollo productivo de un país. Este acuerdo trae toda esa previsibilidad que los que producen y exportan en la Argentina están necesitando. Otro beneficio no menor, es que los acuerdos comerciales actúan como puntapié: poner en práctica este acuerdo nos dará la gimnasia y el estado para salir a firmar acuerdos con otros países.
Impulsar el acuerdo Mercosur-UE debería ser tarea de empresarios, cámaras, asociaciones del consumidor, políticos, y todos los que entendamos que para crecer y desarrollarse nuestro país necesita integrarse al mundo, más competencia, y reglas claras y estables. Debemos trabajar para que este acuerdo se concrete.
Mientras tanto hay pasos que se pueden dar. Sellar el acuerdo comercial con EFTA (asociación europea de libre comercio) es un ejemplo. Sería un mensaje muy positivo mostrar que la Argentina y el Mercosur vuelven a la agenda internacional. Somos un conjunto de países con un potencial productivo y de recursos enorme, alineado con los valores de occidente en un mundo que los desafía. No es 2019, pero si en ese momento se pudo, hoy debería estar aún más claro que este acuerdo es estratégico para Europa y el Mercosur. Hagamos que suceda.
Diputada nacional (Pro, CABA) y economista