Tareas desiguales significa oportunidades desiguales
Natalia vive en Flores con su marido Nicolás y sus hijos de 4 y 6 años. Hasta el año pasado trabajaba en un comercio en la zona de Retiro. Durante los primeros meses de la pandemia el comercio cerró. Luego reabrió, pero Natalia debió quedarse al cuidado de sus hijos, que alternan entre clases presenciales, virtuales y burbujas que a veces se desactivan. Hoy no tiene ingresos propios, su marido tiene doble responsabilidad por ser el único que trabaja fuera de casa y el dinero no es suficiente para contratar una persona que cuide a los chicos mientras ella trabaja.
Natalia es una amiga mía de toda la vida, pero probablemente su realidad sea parecida a la de muchas mujeres que viven en nuestra ciudad.
Situaciones como estas se replican, con diferentes matices, dentro de los hogares, por la distribución desigual de las tareas hogareñas y de cuidado. Según la Dirección de Estadísticas de GCBA, las mujeres de la Ciudad destinan por día 5:29 horas diarias a estas tareas, es decir, casi el 70% de una jornada laboral. La situación es aún más grave en las mujeres que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad social y económica. Y mucho peor en los hogares monoparentales con jefa del hogar mujer. A su vez, esto representa casi dos horas más que las que dedican los varones diariamente a estas responsabilidades.
Esto se ve reflejado en que mientras 7 de cada 10 varones participan del mercado laboral, en las mujeres solo 5 de cada 10 trabajan o están buscando trabajo. A su vez, el impacto no solo se visualiza en la participación del mercado laboral sino también dentro de él. Por ejemplo, las mujeres tienen una fuerte presencia en sectores de servicios domésticos y cuidados de personas, sectores con gran informalidad y bajos salarios pero que se adaptan a la mayor sobrecarga que enfrentan las mujeres con respecto a las tareas de cuidado.
Como mujer, madre y profesional atravieso las mismas problemáticas que Natalia y muchas otras mujeres. Creo firmemente que buenas políticas públicas pueden hacer la diferencia para personas, pueblos o ciudades enteras. Estoy convencida de que la igualdad de género es fundamental para lograr el desarrollo económico y la prosperidad de la ciudad. Una mayor participación de las mujeres en la economía del país generaría un mayor bienestar económico general. Es por ello que una distribución más equitativa de las tareas de cuidado implica un beneficio para toda la sociedad. Asimismo, una mayor autonomía económica de las mujeres se transforma en una mayor independencia y una reducción en la exposición a situaciones de violencia doméstica, otro de los desafíos en los que debemos actuar.
Cambiar pautas culturales, dinámicas laborales, desarrollar nueva normativa, generar herramientas concretas y posibles son parte de este gran desafío para una realidad innegable. En eso trabajamos cada día, junto a un equipo de hombres y mujeres convencidos de que la igualdad es el camino para una recuperación social y económica sostenible.
Secretaria para la Igualdad de Género, gobierno de la ciudad de Buenos Aires