Tácticas y estrategias en la batalla por el poder
La última elección justicialista marcó el virtual inicio de la campaña nacional. Rodeados por asesores de elite, los candidatos del peronismo y de la Alianza procuran definir un perfil claramente opositor al menemismo. Si Duhalde tendrá que esforzarse para convencer de que su gobierno generará trabajo y educación, De la Rúa deberá responder una pregunta que su propio entorno considera clave: ¿por qué habría que votarlo?
SI para el Partido Justicialista el 9 de mayo anticipó la definición de su fórmula presidencial prevista para el 4 de julio, hasta convertir esta última fecha en apenas un paso formal, simultáneamente puso en marcha la competencia entre los dos grandes partidos que se lanzaron de lleno a la carrera por la presidencia.
El domingo último en la provincia de Buenos Aires se definió mucho más que la candidatura a gobernador por el justicialismo. También quedó afirmada la fórmula Eduardo Duhalde-Ramón Ortega como aspirantes a ganar las elecciones presidenciales, compitiendo con el binomio de la Alianza, integrado por Fernando de la Rúa y Carlos "Chacho" Alvarez.
Domingo Cavallo, el tercer candidato presidencial, quedó a la expectativa y su valor político crecerá en la medida en que no haya definición en la primera vuelta electoral, prevista para el 24 de octubre.
De aquí en más, los políticos jugarán el juego que más les gusta: la búsqueda de la presidencia de la República. Es decir, del poder.
Fernando de la Rúa necesita un valor agregado para su campaña presidencial. La Alianza -que encontró inesperadamente un tema en el intento de recorte de fondos para la educación- precisa de un eje para revivir los tiempos en que apareció como una bocanada de aire fresco en la política. La coalición opositora quiere convertirse en vocera de los reclamos sociales. "Hoy casi no hay sector social que no tenga algo para reclamar", dijo Federico Storani.
En un reciente viaje a San Juan, Chacho Alvarez habló del tema con De la Rúa. Se puso serio: "Fernando, hay que darle un plus a la campaña. Necesitamos darle más contenido cuantitativo y cualitativo". Se refería a la necesidad de mejores equipos para la campaña, darle un componente ideológico que diferencie a la Alianza del justicialismo y fijar los ejes que definan el tono y el carácter de la competencia política y electoral.
Análisis de la situación
Hace alrededor de diez días, en la Fundación de Estudios para la República, que preside Fernando de la Rúa, el candidato de la Alianza se reunió con Federico Storani, Leopoldo Moreau, José Genoud, Rafael Pascual y otros dirigentes del radicalismo.
El encuentro -por momentos tenso- fue para hacer un análisis de la campaña y el propio De la Rúa, según dos de los asistentes, tuvo críticas (algunas muy duras, se dijo) para el comité de campaña. "¿Qué tenemos que corregir?", preguntó De la Rúa. Implícitamente, todos admitían que Raúl Alfonsín no se equivocó cuando hizo la advertencia de que a la Alianza "le está faltando empuje".
Leopoldo Moreau, en cambio, puso el encuentro en términos más cordiales. "No fueron tantas las críticas. Tampoco hay que creer que cada reunión que tenemos es una especie de batalla entre nosotros. Además ese encuentro fue antes de la interna peronista en Buenos Aires", un dato que no es menor.
Dos aspectos fueron esenciales en el encuentro:
- Recuperar para la Alianza lo que fue definido como "ese algo más" que tuvo en su nacimiento.
- Convertir a la Alianza en intérprete y vocera de los reclamos de los sectores sociales.
De allí nació la creación de un organismo coordinado por Chacho Alvarez para definir quién será el interlocutor con cada uno de los sectores sociales. "Nosotros no vamos a afectar la gobernabilidad, pero no podemos regalar espacios que son propios de la oposición", clamó uno de los interlocutores de De la Rúa durante aquella reunión. Según entienden los principales dirigentes de la Alianza, Duhalde se quedó con el papel de opositor y está asumiendo el del hombre que representa el cambio frente al menemismo.
Tal vez, en parte resultó así porque De la Rúa sólo en el último momento se dio cuenta de que el intento de una nueva reelección era un proyecto serio. Por el contrario, Alvarez, que por su origen peronista conoce mejor cómo funciona el menemismo, siempre lo tomó como un intento real y concreto.
La seguridad, la desocupación, la defensa del consumidor, la educación y la salud son temas que en el radicalismo creen que deben ocupar la primera línea de un perfil opositor. El diputado mendocino Juan González Gaviola (Frepaso) dijo: "Tenemos que enfrentar a Duhalde con propuestas y eso es lo que dará a conocer la Alianza".
El 25 de mayo se conocerá el programa de propuestas de la Alianza. ¿Qué fue, entonces, la Carta a los argentinos? "El programa partidario no invalida aquel documento. La carta, en realidad, es el preámbulo de las propuestas", según González Gaviola, cuñado del ex frepasista José Octavio Bordón, que se incorporó al duhaldismo y suele pasar muchas horas acompañando al gobernador bonaerense cuando se instala en la quinta Don Tomás, en San Vicente.
También tendrá significativa presencia en la estrategia política de la Alianza la idea de reiterar una frase bien conocida: "Duhalde es lo mismo que Menem". La intención es fijar la imagen de que el gobernador de Buenos Aires representa el continuismo de la época menemista.
"Hay que ocupar los espacios a los que Duhalde no puede llegar. Duhalde no puede, por ejemplo, estar en la Plaza de Mayo junto al reclamo en contra del recorte de los fondos para la educación", piensa Federico Storani, en alusión a la concentración y las marchas de protesta recientes.
De ese modo, González Gaviola y Federico Storani señalaban que la Alianza debe tener en claro que el adversario ya no es Menem, ahora es Duhalde.
"¿Por qué habría que votar por De la Rúa?" Ese es el interrogante que el propio candidato debe responderse antes que nadie, "y con las respuestas que encuentre trazar el camino que lo lleve a la presidencia", dicen notorios dirigentes radicales.
"Tiene que representar la antítesis de Menem", se contestan los propios radicales. Es una manera de decir que ese perfil no lo han conseguido ni el candidato ni la campaña, con lo que implícitamente apuntan a Antonio de la Rúa, hijo de Fernando y, según afirman entre los hombres de la UCR, "el verdadero conductor de la campaña".
Los integrantes del equipo de De la Rúa -entre ellos Rafael Pascual- aseguran que no es así, y que tampoco es cierto que el partido no es tenido en cuenta.
En tal sentido dan a conocer "el organigrama", de los integrantes de las comisiones, seis en total.
Una de ellas es la que coordina Chacho Alvarez: la comisión de acción política, que está por encima del resto de los equipos de trabajo. En el tema comunicaciones están David Ratto, Carlos Souto, Antonio de la Rúa y el norteamericano Dick Morris, como asesor.
Para finanzas, el candidato eligió a Elvio Colombo, un histórico del radicalismo que participa activamente en la UCR desde la época de Ricardo Balbín. Lo acompaña, por el Frepaso, Carlos Porroni.
En lo que concierne al discurso de la campaña, los miembros de la comisión son Daniel Larriqueta, Roberto Cortés Conde, Carlos pérez Llana, Nicolás Gallo y Lucio González del Solar.
La plataforma partidaria está a cargo del Instituo Programático de la Alianza (IPA), desdibujado desde la renuncia de Raúl Alfonsín. La relación con los medios la conducen Luis Chela, productor principal del programa de Susana Giménez, hasta el año último. Junto a él están Patricio Carreras y Gregorio Carreras. Esta comisión está encargada de la contratación de espacios para publicidad y es el nexo con los medios, en una tarea coordinada con la comisión de comunicaciones.
Ernesto Muro, Mario Chela y Fernando Pérez tienen a su cargo la comisión de prensa.
El apoyo logístico lo provee Fabio Poloscki, una suerte de "gerente general" de la campaña con experiencia en el trato con los medios de comunicación y su reconocida militancia en la UCR.
El jefe de campaña del candidato es Rafael Pascual, a quien se sumó Alberto Flamarique.
Pascual aún debe recordar los tiempos de la interna de la Alianza, cuando en el restaurante Bardiner, en Callao al 200, se encontraba con Flamarique para discutir de casi todo lo concerniente a aquella elección interna.
Tanto quienes están cerca de De la Rúa y son voceros suyos como otros radicales críticos de la campaña parecen coincidir en que si hasta aquí Fernando de la Rúa tuvo siempre el favor de la ciudadanía, ese respaldo alcanzó para ser diputado, senador, jefe de gobierno y candidato presidencial. Pero a medida que se sube en la carrera política, la pirámide se estrecha, los escalones son más altos y las exigencias son otras. El justicialismo también busca errores y aciertos propios y ajenos. Intuye que la Alianza -y en particular De la Rúa- tiene habilidad para sacar partido de las equivocaciones que pueda cometer Duhalde.
Hay, entre la huestes del PJ, un rápido reacomodamiento después de las elecciones internas en Buenos Aires. Y, también, persisten cuestiones no resueltas. La principal es la mala relación entre el presidente Carlos Menem y el gobernador Duhalde.
Duhalde tratará de que no haya un doble discurso. Es decir, que Menem diga una cosa y él otra.
Es que la candidatura de Duhalde no podrá aparecer como algo ajeno a los 10 años de gobierno justicialista. "No podemos aparecer de repente como si hubiéramos vivido en el subterráneo durante diez años", sintetizó un dirigente del justicialismo que adhiere a la candidatura del gobernador.
Poner al día esas cuentas pendientes es la tarea más urgente -y acaso más difícil- que espera a Menem y a Duhalde. El gobernador dice que lo preocupa el discurso oficial, pero nada lo ha favorecido tanto como el hecho de haber instalado la imagen de que es el verdadero opositor al menemismo. Gran parte de la estrategia electoral o de las propuestas para la campaña depende de esa relación.
Por eso, Duhalde dijo, ante un grupo de estrechos colaboradores, que "hay que consolidar el frente interno y que casi todos tengan una salida elegante".
Casi todos, significa, según aclaran en el justicialismo, que Antonio Cafiero está entre quienes el gobernador intenta sumar a su proyecto y, en particular, que quiere como candidato a diputado o integrante de su eventual gobierno a Alieto Guadagni.
"A Cafiero y a Federico Scarabino el gobernador les va a ofrecer ser candidatos a diputados", le anticipó a La Nación , el miércoles último, el director de la Casa de la Provincia de Buenos Aires, José Pampuro.
"Casi todos" también quiere decir que no hará nada si se desata una ofensiva para pedir la renuncia de Alberto Pierri como titular de la Cámara de Diputados. Eduardo Caamaño y Mario das Neves impulsan esa idea.
Señales de Duhalde
Esa consolidación interna dio su primer paso con el armado de los equipos de campaña.
Julio César Aráoz fue designado jefe de campaña "por su capacidad de decisión", según fuentes duhaldistas. También se asegura que tuvo que ver su trabajo como interventor en Tucumán, que preparó el triunfo de Ortega, y su paso por la Secretaría de la Lucha contra el Narcotráfico, que le dejó buenos contactos con la Drugs Enforcement Agency (DEA). Si esto es así, puede entenderse que se trata de una señal que quiere dar Duhalde a los Estados Unidos.
Aráoz, junto con Pablo Fondevilla y con Alberto Iribarne, integra el grupo más alto en la conducción de la campaña.
En la comisión social, Duhalde colocó a un hombre de su íntima confianza: José Pampuro, y a Horacio Rodríguez Larreta (h.), vinculado a Ortega.
En la de economía están Jorge Remes Lenicov y Ricardo Gutiérrez (secretario de Hacienda durante la gestión de Cavallo) y Orlando Ferreres. En seguridad y justicia, los hombres encargados de aportar iniciativas son León Arslanián y Esteban Righi (ex ministro del Interior durante la gestión de Héctor Cámpora).
En el grupo federal, encargado de difundir las líneas centrales de la campaña en el interior del país, están los gobernadores Arturo Lafalla, Jorge Busti y Néstor Kirchner, José Octavio Bordón y, probablemente, se incorpore el senador Antonio Cafiero.
Para relaciones exteriores, los elegidos fueron Mario Cámpora, Juan Carlos Olima y Emilio Cárdenas. El jefe de finanzas de la campaña es Alberto Fernández, director de los emprendimientos del Banco Provincia, que se acercó a la política de la mano de Cavallo.
También se formó un grupo de "respuesta rápida", del que participan José María Díaz Bancalari, Mariodas Neves y Chiche Duhalde, esposa del gobernador.
Carlos Ben, Martín Oyuela, Jorge Tellerman, son los hombres del equipo de apoyo logístico.
Duhalde aspira a que un nuevo congreso partidario proclame la fórmula Duhalde-Ortega y las elecciones del 4 de julio pasen a engrosar la lista de las cosas que no fueron. En sus conversaciones con el equipo de campaña, Duhalde fijó dos temas centrales. Los definió en una frase: "Trabajo para los mayores y educación para los chicos". Es decir, trabajo y educación es lo que la fórmula Duhalde-Ortega tiene previsto como puntos sustanciales de la carrera presidencial.
La educación pública y su financiamiento fueron un tema que le llegó a la Alianza cuando no tenía casi nada para avanzar en la campaña, según las estimaciones de Duhalde. "Nosotros también tenemos una propuesta", dijo el gobernador, con la clara intención de hacer notar que quiere dar ese debate.
El escenario que se plantean en el equipo de campaña es que, hoy por hoy, deben trabajar sobre la base de que habrá una segunda vuelta. Por eso, la estrategia del justicialismo será, por el momento, acomodar la campaña a esa posibilidad y esperar hasta un mes antes de las elecciones.
Esa espera no es caprichosa. "La elección se va a definir en el último mes de campaña", le dijeron a Duhalde cuando mandó a hacer una consulta a una empresa que lo asesora con encuestas y tendencias. Con ese panorama, hay una idea que se maneja en el duhaldismo vinculada a la Capital Federal, donde el cálculo que hacen los hombres del gobernador es que deben descontar 500.000 votos.
¿Cómo hacerlo? Circula la iniciativa de que Duhalde apoyará dos listas: la de Granillo Ocampo, quien además podría presentarse como candidato a diputado, y la de Gustavo Beliz. En torno de esto hay una presunción: Granillo Ocampo podría dejar su postulación como jefe de Gobierno y toda la apuesta del duhaldismo se volcaría en apoyo de Beliz, que está asociado políticamente con Cavallo. Algunos de los hombres del ex ministro de Economía ya están colaborando en la campaña de Duhalde. Los aspirantes preparan sus argumentos y recursos políticos. Piensan en sus aciertos y en cómo aprovechar los errores del adversario. Planifican la campaña. Pero siempre habrá hechos y circunstancias imprevistas.