Reseña: La trompetilla acústica, de Leonora Carrington
La inglesa Leonora Carrington (Lancashire, 1917-Ciudad de México) figuraba en la antología precursora que Aldo Pellegrini hizo del surrealismo, y su noticia biográfica sabía encender la imaginación. Escritora y pintora, fue pareja de Max Ernst. Durante la Segunda Guerra, sufrió un colapso y terminó en un psiquiátrico español. Finalmente se instaló en México. donde hizo amistad con Remedios Varo, dueña de un onirismo pictórico que influiría en sus propios cuadros.
Si un libro de culto es aquel que se conoce de nombre y nunca se pudo tener entre las manos, La trompetilla acústica es de culto por antonomasia. Fue escrito en la década de 1940 y circuló de mano en mano hasta que en 1974 vio la luz en francés. La novela es un modelo de surrealismo sui generis, que termina por arrastrar al lector en su vendaval. Marion, una dama inglesa casi centenaria que "nunca volverá al norte" (Inglaterra) pero sueña con Laponia, recibe como regalo de parte de su amiga Carmela (¿tal vez Varo?) un artilugio (la trompetilla del título) para combatir su dureza de oído. El instrumento le permitirá escuchar conversaciones ajenas y descubrir que los suyos se disponen a enviarla a una casa de retiro donde, como al fin ocurre, se sucederán toda clase de aventuras esotéricas. La narración se permite además contar, apenas disfrazada, la experiencia de la autora en aquella vanguardia histórica. Es una obra europea, pero resulta irresistible sumarla, desde el momento que Carrington nunca se fue de México, a la corriente de surrealismo barroco que marcó de manera insólita y subterránea tanta narrativa latinoamericana, de Juan Emar a César Aira.
La trompetilla acústica
Por Leonora Carrington
FCE. Trad.: R. Rodríguez176 págs./ $ 605