Sueldos y premios: los millones que se mueven en el US Open
NUEVA YORK.- El US Open, uno de los cuatro jinetes del circuito de tenis, es el único Grand Slam que jamás se canceló, ni siquiera durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, ni tampoco por la pandemia de Covid-19. De una u otra manera, el torneo (un evento que trasciende lo deportivo) siempre resistió. Este año, como en cada período entre agosto y septiembre, levantó el telón durante tres semanas (una de clasificación y dos para el cuadro principal) y sus consecuencias fueron extraordinarias. Luego de una edición sin público en 2020 (debido a las restricciones sanitarias por el coronavirus) y aun con limitaciones el año pasado, esta temporada el Billie Jean King National Tennis Center, el complejo ubicado en Flushing Meadows-Corona Park, en el distrito de Queens, fue el escenario de una verdadera fiesta. El Abierto estadounidense generó un impacto económico de aproximadamente mil millones de dólares para Nueva York, una ciudad que todavía batalla contra las consecuencias del Covid-19.
Sin el suizo Roger Federer (lentamente se rehabilita de una lesión de rodilla) ni el serbio Novak Djokovic (no tuvo permiso para ingresar en EE.UU. por no estar vacunado contra el Covid-19), la gran atracción del certamen, al menos durante la primera semana, fue Serena Williams, la leyenda de 40 años y 23 trofeos individuales de Grand Slam, que eligió el US Open para retirarse luego de 27 temporada cinematográficas, que la llevaron a ser considerada “The greatest” (“La más grande”), según el mundo moderno del tenis. La fascinación, el cariño y también el morbo por ver sus últimos raquetazos (acostumbrada a dominar, se venía mostrando frágil y con movimientos oxidados en las últimas funciones), convirtieron sus tres partidos en grandes celebraciones. Las localidades del estadio Arthur Ashe, el escenario para tenis más grande del mundo (24.000 butacas), cotizaron oro. El efecto que provocó la fiereza y la pasión de Serena fue demoledor en las boleterías (y hasta en la reventa).
El miércoles 31 de agosto, cuando la menor de las Williams derrotó a la 2° del mundo, la estonia Anett Kontaveit, se estableció un récord de asistencia en la sesión nocturna (29.959 espectadores en todo el predio). ¿Cuál había sido la mejor marca anterior? Dos días antes, cuando también jugó Serena (29.402). El viernes 2 de septiembre, la derrota de la exnúmero 1 ante Ajla Tomljanović, de Australia, generó una marca inédita de audiencia en los Estados Unidos: tuvo un promedio de 4,6 millones de espectadores durante la transmisión por TV de ESPN, alcanzando su punto máximo, con 6,9 millones de televidentes, en el último cuarto de hora del match. Además, en esa jornada, el US Open estableció una marca histórica de asistencia en un solo día, con 72,039 fanáticos.
En 2021, el último major del año atrajo a unos 750.000 visitantes. Para este domingo se esperan los número finales, pero se estima que se llegará a la mejor cifra de todos los tiempos. La industria turística obtuvo un impulso muy grande: durante la acción en Flushing Meadows, el 16% de la ocupación hotelera estuvo vinculada al tenis. Lo mismo sucedió con los restaurantes y los espectáculos teatrales. Y si bien el evento, en algún momento, generó un puñado de críticas de los residentes de Queens, que tildaron al torneo como un “mal vecino” por considerar escaso el pago (de US$ 300.000) que hacen para “ayudar” a la ciudad, el impacto en las finanzas locales fue innegable. El torneo emplea a unas siete mil personas cada año (el 45% vive en Queens). Los trabajos temporales (por tres semanas o más) que ofrece el US Open fueron aprovechados por miles de hispanos y de otras minorías que, en tiempos de reactivación económica neoyorquina, ocupan posiciones esenciales diversas, como cocineros, meseros, cajeros, electricistas, limpieza, mantenimiento, acomodadores, conductores de ómnibus y autos oficiales, atención al cliente, alcanzapelotas, personal de seguridad, etcétera. El sueldo por hora varía según las responsabilidades y la experiencia en la tarea asignada: va entre los US$ 14 para el personal de limpieza, US$ 16 para los cocineros y de US$ 20 o más para trabajos técnicos específicos. Algunos trabajos fueron tomados por estudiantes y/o adolescentes fanáticos del tenis, que tuvieron la oportunidad de ganar dinero en un contexto agradable e ideal, disfrutando de uno de los cuatro torneos más valiosos.
Este año, el US Open entregó más de 60 millones de dólares entre los jugadores, la mayor cifra de la historia. A los dos ganadores del título individual (la polaca Iga Swiatek, entre las mujeres; el español Carlos Alcaraz o el noruego Casper Ruud, entre los hombres) les corresponde un cheque de US$ 2.600.000 (pensar que Guillermo Vilas, campeón del torneo en 1977, en la sede de Forest Hills, ganó…, US$ 33.000). Además, por la primera ronda individual, el premio fue de US$ 80.000. Cifras de un fenómeno (un show) que moviliza a miles de personas cada año.