Sucundum, sucundum
La nueva música llegó y quizás muchos no la entienden y peor aún: otros no saben ni dónde escucharla
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Las olas y el viento ¿Cómo sigue? Sucundum, sucundum. ¡Vamos, todos juntos! Y el frío del mar, sha la la la la la la la. Oh, la música, ese espejo sonoro en el que se refleja cada generación y que si uno no se ve ahí quizás -quizás- deba replantearse que esos nuevos acordes ya no lo buscan.
Es verdad que hoy en día la música argentina genera un poco de confusión. Quizás es porque los traperos se multiplicaron como los tipos de dólar y los hay por cientos. Encima sus nombres artísticos se salen de lo que se venía escuchando y la incertidumbre es aún mayor. Hay pocas vocales y muchas consonantes: Bizarrap, Tiago PZK, Khea, Duki, YSY A, AySA, etc. Es cierto que esas denominaciones llaman la atención pero si se lo ve a la distancia, ¿qué clase de nombre era Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota? ¿y Catupecu Machu? Ni hablar de Illya Kuryaki and the Valderramas. Y hoy en día -y hace tiempo- ya están instalados.
Mientras tanto, los integrantes de esta nueva troupe son ídolos para sus seguidores, tienen millones de reproducciones, llenan estadios y representan el sonido del momento con un estilo definido. Sí, es verdad que cantan como si fueran actores de doblaje radicados en Miami y que tomaron los modismos de los puertorriqueños. Por alguna razón, hablan de “tú” y no de “vos”, dicen “carro” en vez de “auto” y no tienen amigos, sino “panas”. Y no es que esté mal: quizás, si no te llegan, puede que no te estén hablando a vos. Y por más que provoquen interferencia en más de un oído, siempre hubo en cada tiempo un grupo que hizo ruido.
Cuando brotó el rock, algún indignado protestó y dijo que “música es lo que hace Frank Sinatra”. Cuando apareció la cumbia, alguien protestó y dijo que “música es lo que hacen los Rolling Stones”. Y cuando apareció Soda Stereo, alguien dijo que “música es lo que hace Charly García”. Y ni hablar de la canción con la que comenzó esta columna: Tiritando fue un hit en su momento y todos la recuerdan, aunque con el paso del tiempo cada vez se cantó menos. Sin embargo, la magia de la música permite que todos estos artistas todavía estén al alcance de tu mano, reunidos en el mismo lugar: en Aspen (salvo por la cumbia, que está en FM Latina).
Para entenderlo más fácil: si se les hiciera escuchar a los cavernícolas de la Edad de Piedra la música de Mozart, dirían algo inentendible, puesto que no se había desarrollado el lenguaje tal y como lo conocemos. Pero si se resolviera ese obstáculo y el tema de los viajes en el tiempo, seguramente los cavernícolas preferirían su batería de piedra y palos. Y Mozart se iría corriendo a llorar a Austria.
Por suerte, y para hacer esa transición sonora más llevadera, músicos que ya conocés ayudan y hacen colaboraciones con los nuevos talentos. Entonces, Dillom toca con Andrés Calamaro, YSY A con Bajofondo y Miranda! con Catriel (si no conocés a Calamaro, Bajofondo y Miranda! ya estamos en un problema mayor o, para ponerlo en términos musicales, un Re problema).
De esta forma, entrar en la nueva movida es más fácil. Lo que sí, no hay que arruinarlo diciendo “colaboración”. Esa palabra no se usa más. Ahora se dice FT, que es la abreviatura en inglés de… colaboración. ¿Por qué dicen FT, siendo que todos estos músicos son argentinos, la mayoría nacidos en Buenos Aires y que su público es local? Quizás por el mismo motivo por el que durante 2020 se le decía take-away al viejo arte de caminar tres cuadras y retirar del local la pizza de muzzarella: en inglés suena más canchero (tampoco se usa más la palabra “canchero”).
Así las cosas, si el trap no te llega, siempre podés buscar a otros músicos que ya suenan hace tiempo, como Conociendo Rusia. ¿Tampoco lo conocés? Bué, quizás la mejor solución es que te abraces a los clásicos, que siempre estarán ahí, al igual que las olas y el viento… y el frío del mar… sha la la la la la la la.