¿Soy peligrosa?
Tengo ese falso talento para convertir una relación en otra cosa
Dicen, los que me conocen hace años y que saben cada uno de mis pasos en la vida, que soy peligrosa. Eso lo afirman las amigas de toda la vida, las más nuevas. Todas coinciden. Vamos a definir en qué sentido digo que soy peligrosa. Según los que me conocen mucho, tengo ese falso talento para convertir una relación en otra cosa: a saber, transformo a un amante en novio y un novio en marido. ¿Qué necesidad exclaman a coro todos lo que me rodean?
No puedo echarle la culpa a los mandatos. Porque ya cumplí con todos. Planté árboles, escribí libros y tuve hijos.
Transformo a un amante en novio y un novio en marido. ¿Qué necesidad exclaman a coro todos lo que me rodean?
En las largas charlas con mis amigas todas me aconsejan disfrutar del momento, no tomarme las cosas en serio, andar por ahí sin sentimientos.
Me parece que hago como con los viajes en avión, si una relación viaja en económica, yo la paso a ejecutiva. Y todos nos ponemos contentos. ¿A quién no le gusta el confort y el lujo? Ni hablar cuando la cosa anda a velocidad crucero, la historia se instala en primera clase. Festejos y brindis. Se trata de sumarle millas a una relación. ¿Seré insaciable? Tampoco le pongo un revolver en la sien al señor en cuestión, ni lo amenazo de muerte, nada de eso. Algo sucede que, mensajito va, mensajito viene, llamada va, llamada viene, comidas, paseos… en fin todo el repertorio que todas conocemos muy bien: ese amor, ese festejante, ese pretendiente, el personaje en cuestión se va convirtiendo en novio. Hablo de novio formal.
Si una relación viaja en económica, yo la paso a ejecutiva
Hay un mecanismo desconocido que me caracteriza. Ese novio, vuelvo a insistir nadie sabe por qué ni cómo, un día se instala en mi vida y, como quien no quiere la cosa, adquiere carácter de marido.
Es más, hace muy poco, después de una separación dolorosa y del duelo correspondiente, mis amigas me aconsejaban. "Nena, hacé casting, no te enganches por favor".
Y bien, no pude.
Todo empezó con un muchacho que me "tenía" hace años y en el que yo no había reparado. Comida va, charla viene. Y chau. Ayer me dijo: "Hace 40 días que nos conocemos. Ventura ya sos mi novia".
Insisto, no los amenazo con quedar embarazada, porque ya soy grande. Ni les prometo amor eterno. Es más, me reconozco un poco fóbica. Necesito y habilito mis espacios, mis salidas de parranda con amigas. No resigno encuentros con mis hijos y ni un minuto de trabajo.
Pero estoy preocupada. Por eso prometo: el lunes empiezo terapia. No quiero repetir conductas. ¿O sí?