Soy Joaco, tengo 9 años y estoy estresado, señor Presidente
Me llamo Joaquín, señor Presidente, mis amiguitos me dicen Joaco. Tengo 9 años y mi psicopedagoga dice que estoy estresado. Creo que soy muy chiquito para que me pase eso. Son cosas de grandes.
Quería decirle que me duele bastante no ir a la escuela y que no es un capricho. Hace un año que estoy con mi barbijo. Odio el olor del alcohol en gel, me pegotea todo y me deja las manos secas, pero lo sigo usando.
El año pasado extrañé mucho a mis amiguitos, ¿sabe? Un montón. Estoy harto de mirarlos en una pantalla. No aguanto más. Quiero correr, jugar. Necesito estar con ellos.
Mi hermana Guada, que tiene cuatro añitos, se había dejado de hacer pis en la cama y se hizo un montón de veces desde que cerraron su escuela. El problema más grave es que ella se pone muy mal cuando pasa eso.
Con ella casi no nos peleábamos, pero es como si el bichito este nos hubiera transformado en malos: nos gritamos y yo ya no la quiero ayudar en nada, la pasamos mal adentro de casa. Y eso que nos gusta nuestra casa.
El otro día, Guada preguntó: “¿por qué ya no nos reímos, mami, el virus se come las sonrisas?”.
Mi vida era súper divertida y se puso como esas pelis viejas que ve mi papi: blanco y negro. Mamá perdió su trabajo en el bar de una amiga y mi papá trabaja haciendo algunas changas, pero le salen muy pocas.
A mí no me importa que no tengamos dinero. Eso es lo de menos. Me duele que todos estamos tristes.
Ya tres veces los encontré a los dos abrazados llorando. Ayer a la noche fue la cuarta.
Por ahí, ellos también están estresados, le voy a preguntar a mi psicopedagoga.
Mi tía Bea es enfermera y vive con nosotros. Ayer le gritó cosas feas a la tele cuando usted dijo que ella y sus amigas se relajaron. Es súper educada, nunca la había escuchado decir tantas palabras feas. Me pidió perdón después.
Yo no soy grande, pero me parece que ustedes hicieron trampa con las vacunas. Eso no se hace. Hacer trampa está mal.
Mi abuela Elena y mi abu Luis están esperando todavía el turno y hay chicos jóvenes que ya recibieron la vacuna. Eso está mal. Es injusto.
Siento que, a nosotros, los chicos, nos mostraron el cielo para volver a cerrarlo. Volvimos a la escuela con unas sonrisas enormes que nunca habíamos tenido. Como cuando Chicho, mi perrito, sale a pasear. Yo nunca agarraría su correa si no va a salir de verdad, porque se ilusiona el pobre y se pone a llorar.
Usted sabe porque tiene un perrito también, cuando se sienten libres corren y mueven la cola. Bueno, los nenes somos un poco igual.
Yo sé que está mal decirlo, pero siento que nos tratan un poco peor que a los perros. Eso no se hace con las personas.
Nosotros no queremos ir al shopping, nos divierte aprender.
Nosotros nos ilusionamos con volver a la escuela. Nosotros somos nenes y a los nenes nos gusta estar juntos. Por favor se lo pido, déjennos jugar.
Nicolás José Isola es filósofo, PhD, Coach Ejecutivo y especialista en Storytelling.