¡Sonría!: esto es un DNI
La foto más importante en la vida de una persona es en la que peor sale. No es la del casamiento, ni junto al hijo recién nacido, ni la de esas vacaciones de aguas prístinas: la foto más importante es la del documento. En ella la gente alegre tiene cara de culo mientras que los que viven a cara de culo alcanzan un rango superior, un semblante inequívoco a base de odio, incredulidad y hartazgo; una mirada tan de foto de documento. Cualquiera fuere, en absolutamente todos los casos es la peor versión de un ser humano.
Resulta increíble que ante tamaña afrenta haya pasado inadvertido un gesto. La burocracia, ese cactus al que estamos obligados a besar, ha hecho una reparación biológica: nos ha igualado a feos y lindos. En el documento todos somos horribles.
Durante años ese gesto inmortalizado en el que no nos reconocemos para, paradójicamente, poder ser identificados, le dirá al mundo quiénes somos, aunque todos sintamos que no somos esos. Documentados y resignados. Menos uno.
Cualquiera fuere, en absolutamente todos los casos es la peor versión de un ser humano
Hace cuatro años, al otro lado del océano, más precisamente en París, nació un héroe. Vanguardista, desde entonces pelea por un derecho universal que debiera inscribirse como humano: quiere salir sonriendo en su pasaporte.
Este héroe anónimo -sólo trascendió el nombre de su abogado, Romain Boulet- presentó en noviembre de 2013 todos los papeles para hacer su pasaporte pero le rechazaron la foto por estar sonriendo. Con mucho tiempo disponible y otro pasaporte en uso, decidió llevar su caso a la justicia. Hace unos días su pedido fue rechazado por segunda vez. La Corte de apelación basó la sentencia en un decreto que sostiene que en las fotos hay que tener “una expresión neutra y la boca cerrada”. Para Boulet es un error, porque “sonriendo, los franceses darían una imagen simpática de su país”.
El parisino que quiere sonreír me interpeló. La pregunta que me volvía una y otra vez era tan simple que podía tratarse de una genialidad o de una idiotez suprema: ¿se puede sonreír en la foto del documento? Porque pensé lo segundo, fui a confesarme donde nadie me juzgaría: Google.
Blog de Vogue, España, julio de 2011:
Sylphadora: Mañana tengo que renovar el DNI [se llama igual que en Argentina] ¿Sabéis si actualmente te dejan sonreír en la foto?
Cereales_con_miel: Sí se puede. Porque yo lo intento y me sale sonrisa falsa y al final salgo como el culo, pero vamos, que poder se puede.
SHAMAN: Simplemente relaja la cara tampoco es cuestión de que salgas en un documento oficial como si acabaras de salir de un fumadero de opio.
Haber confirmado algo que no importaba, que fue saber que en España se puede sonreír, me animó a consultar al RENAPER (Registro Nacional de las Personas). La respuesta llegó por mail: “Los sistemas de identificación del RENAPER (…) utilizan el sistema de huellas dactilares. Por esta razón, las fotografías impresas en ellos, no tienen incidencia en el proceso identificatorio descripto”.
Era una revelación: ¡se puede sonreír en la foto del documento! Pero: “No obstante, como el Pasaporte es un documento de viaje, y el DNI es usado como tal en países fronterizos, deben ser reconocidos por sistemas automáticos en todos los países por igual; esta situación los coloca bajo las recomendaciones de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), donde una de ellas, específicamente sobre las fotografías, recomienda que la misma tenga una expresión neutra (otorga más eficacia en estos procesos al momento de obtener una comparación automática dentro de una base de datos con fotografías digitalizadas).”
Es él. El mismo villano al que se enfrenta Romain Boulet en Francia está entre nosotros: Expresión Neutra. ¿Cómo se determina? ¿Hay un nivel aceptable hasta el que podemos elevar las comisuras? A Boulet le dijeron que se necesitaba una “boca cerrada”. ¿Son los dientes el problema? ¿La ilegalidad de la sonrisa la determinan los dientes? La única manera de comprobarlo era viéndolo. Por eso fui al CGP de Cabildo al 3000, donde se tramita el DNI.
Ante toda cámara de fotos practicamos una sonrisa, pero delante de las cámaras de dependencias públicas ensayamos la más convincente e inexplicable cara de culo
La escena se repite sin fin. Llaman a un señor/ señora al gabinete en el que chequearán sus datos personales y le tomarán la fotografía. Luego del saludo, alguno que otro hablará del clima, otros se limitarán sólo a confirmar nombre y dirección.
-Le voy a tomar la foto- dice el empleado del CGP, al tiempo que con una mano acomoda pequeña cámara ubicada en su monitor.
Entonces, sucede: un imán invisible atrae la columna vertebral al respaldo de la silla, los ojos son poseídos por un granadero y los labios envejecen sesenta años en un segundo.
Este fenómeno paranormal, vagamente resumido como “le voy a tomar una foto”, se da en todas las dependencias públicas. Mientras que ante toda cámara de fotos practicamos una sonrisa, delante de estas ensayamos la más convincente e inexplicable cara de culo. Qué misterio digno de estudio. Sobre todo porque es un requisito que nos inventamos solos: “Pueden sonreír, pero todos se ponen serios”, dice Verónica Soto, la supervisora del área de documentación del CGP.
Sólo debo esperar a 2031: ese año vence mi DNI.