Somos: arte e identidad en la nueva muestra de Hernán Marina
Una exposición del artista en la galería Henrique Faria se suma a un repertorio urbano integrado por instalaciones, obras de sitio específico e incluso baldosas con imágenes de cartas de tarot
La muestra actual de Hernán Marina (Buenos Aires, 1967) en la galería Henrique Faria se conjuga en primera persona del plural. Somos es tanto el nombre de la revista que en los años 70 publicaba el Frente Homosexual de Liberación (FHL) como una afirmación situada en el presente continuo de las construcciones de identidad ¿Qué y quiénes somos? Ser es el verbo copulativo por excelencia y la muestra, que incluye un archivo de las revistas en una vitrina de la galería, se asemeja a una toma de posición política.
“Intenté iluminar una época en la que hubo también mucho padecimiento y clandestinidad”, dice Marina, en referencia a la comunidad homosexual en la Argentina en la década de 1970. En el FLH participaron Juan José Sebreli, Manuel Puig y Néstor Perlongher, entre otras figuras de relieve, así como también muchos otros cuya obra comienza a ser valorizada por el trabajo de historiadores e investigadores. Dos de esos investigadores, Juan Pablo Queiroz y Fernando Davis, colaboraron con Marina en la preparación de la muestra. Las publicaciones originales pertenecen al fondo documental del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI).
“El FLH se constituyó en agosto de 1971, a partir de la confluencia del grupo Nuestro Mundo, integrado desde 1967 por trabajadores vinculados a la militancia sindical y un grupo de intelectuales, escritores y estudiantes universitarios que conocían la experiencia del Gay Liberation Front estadounidense, surgido tras las revueltas insurgentes de Stonewall”, escribe Davis en el texto de presentación. Sociólogo además de artista, Marina suele configurar espacios donde se comunican dimensiones históricas para la creación de nuevos sentidos e incertidumbres.
En la galería de la calle Libertad, ocho neones coloridos con la leyenda “Somos” y Cesta con rosas, la primera escultura de hierro hecha por el artista, alternan con el icono de una revista estadounidense, donde dos figuras portan fusiles a la manera de las Panteras Negras. Sería un error creer que en los años 70 la lucha armada sólo existía en la Argentina, tanto como suponer que los derechos sociales de los que hoy gozamos cayeron del cielo.
En la ciudad
A los cincuenta años, Marina expone en forma simultánea en otros espacios porteños. En el Centro Cultural Kirchner, en el marco de la megaexposición Naturaleza: refugio y recurso del hombre, al cuidado de Ana María Battistozzi, Laura Buccellato y Gabriela Urtiaga, muestra Acción de restauración ambiental nro. 1, una instalación con plantas, neones e instrucciones para salvar el planeta de nosotros mismos. Dentro de la inabarcable Bienalsur, en la sede de la embajada de Brasil (en el Palacio Pereda), se expone un ejemplar de la serie Clavadistas en la muestra Trazas simultáneas, donde se pueden ver obras de artistas argentinos y brasileños.
También este año, invitado por el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Marina hizo una “tirada” de cartas de tarot no sobre un tapete sino sobre baldosas, que fueron instaladas en la ruta que une el Museo Xul Solar y la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, en Barrio Norte. Por último, la intervención de sitio específico en la fachada de la Fundación Telefónica fue bautizada por Marina con el nombre de un héroe tan mítico como emblemático de su propio trabajo: Hermes, el mensajero.
Tres preguntas a Hernán Marina
-¿Cómo surgió la idea de la nueva muestra?
-A partir de conocer el material de los archivos que son patrimonio del CeDInCI, pero que originalmente pertenecían a Juan Pablo Queiroz, coleccionista de publicaciones y material editorial, a través de quien conocí Somos, junto con material gráfico de otras agrupaciones similares al FLH. Me llamó la atención, al repasar el imaginario de los frentes y grupos de ese momento, la recurrencia simultánea a imágenes de tipo más bien violento y de tono combativo, con otras más suaves: flores, plantas, frutas, que varios veían como metáforas del deseo. Tiempo más tarde surgió la posibilidad de la exposición en Henrique Faria, donde además de mostrar ese contraste y la tensión entre ambos tipos de imágenes, decidí trabajar con el título de la publicación en una instalación con luces de neón basada en las variantes gráficas del título, pero también en un sentido semántico. El uso de neón de color creo que estuvo vinculado con la idea de generar un nuevo dispositivo que no fuese solamente el archivo sino además algo que “iluminase” la referencia original en un doble sentido. Por un lado, llevando la atención o incorporando ese archivo a una situación cultural contemporánea que pudiera ser presentada a una mayor cantidad de público. En segundo lugar, como una manera de llevar luz al entorno hostil que vivieron quienes hacían Somos de manera clandestina en aquella época.
-¿Cuáles son los protocolos de tus diferentes trabajos?
-Tienen que ver con el medio específico que elijo para cada proyecto. Más que trabajar en un medio específico, me interesa por lo general la obra site specific. También los proyectos cuyo formato a veces no es muy fácil de determinar o encasillar.
-¿Cómo evalúa la obra el propio artista?
-Con cincuenta años de edad y cerca de veinte de trabajo como artista profesional, creo que a veces se pueden leer algunas líneas de continuidad. Eso puede ser interesante, aunque por otra parte trato de que esas líneas o ejes no me limiten a la hora de encarar nuevos proyectos. Actualmente estoy desarrollando una serie de obra basada en instructivos, bastante emparentadas con la pieza del CCK. Probablemente haga un libro y una exhibición con ese material. También estoy trabajando en nuevos proyectos de performance ligados a lo operístico y al formato de conferencia. La experiencia de La bohème en la Bienal de Performance de Buenos Aires de este año fue muy interesante y quisiera seguir explorando más variantes de ese formato.