Kissinger, la garganta de Willy Brandt y un revival de la Guerra Fría
BERLÍN.- "¿Qué tal va su garganta?" "Lamentablemente el tumor no es maligno." "Le vamos a tener ahí todavía un tiempo." "Éste es un tonto." "Sí, un tonto." "Y es peligroso." No parece una conversación de nivel, pero lo es. Quienes hablan son el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, y su ministro del Exterior, Henry Kissinger. Es 1973 y el objeto de su cinismo es el canciller alemán socialdemócrata Willy Brandt. Desde que Der Spiegel publicó parte de la conversación, el intercambio no para de rebotar en las redes sociales. La publicación tuvo lugar a raíz de la desclasificación de algunos documentos de aquella fecha. La anécdota proyecta sombras en la figura de Kissinger, quien ya en el pasado fue acusado por un historiador alemán de un intento de golpe de Estado contra Brandt, con el apoyo de ex nazis. Kissinger mantiene con Alemania, su país de origen, conexiones fuertes, y sus opiniones están siendo tomadas con gran consideración alrededor de la crisis en Ucrania. Entre los méritos de Brandt está el de empezar, en plena Guerra Fría, la Ostpolitik, es decir, la política de distensión con el Este. Se le atribuye el mérito de no dejar escalar la tensión en un conflicto armado. Una enseñanza que, según parte de los alemanes, habría que recordar ahora, cuando los fantasmas de aquellos años vuelven a presentarse.