Sin inversión, el empleo está condenado al estancamiento
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Si bien la economía no termina de posicionarse en una reactivación clara y las expectativas del mercado respecto de la inflación de este año no disminuyen de un 48%, hay datos que se presentan menos sombríos, aunque aún queda mucho por hacer. En este sentido, los datos de mercado de trabajo que publicó el Indec recientemente evidencian cierto sostenimiento de la tasa de empleo, a pesar del panorama de incertidumbre que se profundiza con la puja del poder político y la falta de un programa de estabilización macroeconómico.
El dato referente al mercado de trabajo correspondiente al segundo trimestre del año en curso evidencia que la tasa de empleo, que mide la proporción de personas ocupadas con relación a la población total, se ubicó en 41,5%, y permaneció constante respecto del primer trimestre del año. A su vez, la tasa de desocupación, personas que no tienen ocupación y buscan empleo activamente, como proporción de la población económica activa (PEA), se ubicó en 9,6% (1,3 millones de personas), lo que se traduce en una mejora de 0,6% respecto del trimestre anterior y constituye el dato más bajo desde el cuarto trimestre de 2019. Por otro lado, un dato que matiza este desempeño lo constituye la tasa de subocupados, personas que trabajan menos de 35 horas semanales y están dispuestas a trabajar más, ya que se registró un aumento respecto al trimestre anterior de 0,5%, situándose en el 12,4% de la PEA.
Una aproximación reflexiva a los datos es que la gestión económica tiene un gran desafío en materia de generación de empleo. La tasa de desempleo sigue siendo alta desde mediados de la década de 2010, lo que sugiere que no es solo consecuencia del shock Covid-19, que fue significativo. En este sentido, la reactivación económica y el crecimiento son condiciones necesarias, pero no suficientes para que la economía presente un mejor desempeño en el empleo. El crecimiento debe estar acompañado no solo por el dinamismo del consumo y la expansión de las exportaciones, sino que es determinante que la inversión se sitúe en niveles más altos, actualmente se encuentra en 16% del PBI, es decir, por debajo del promedio de los últimos diez años.
Es una variable crucial la inversión para sustentar mayor y mejores empleos, determinante de la ampliación de la frontera productiva y, así, mejores condiciones para evitar tensiones inflacionarias. Desde el proyecto Productividad Inclusiva del IAE y la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, nos enfocamos en la necesidad de políticas de mayor inclusión social con inversión en capacitación que conformarán mejores condiciones para los trabajadores, lo cual se transformaría en una mejora efectiva en el mercado de trabajo. En efecto, el impulso a la inversión productiva debería ser una de las principales políticas de este gobierno si pretende revertir el enorme clima de desconfianza existente.
Fracchia es director del Área Economía del IAE Business School; Calveira, economista investigador del IAE Business School, Universidad Austral