Silvia Sigal: "La Plaza de Mayo no es sólo peronista"
La socióloga Silvia Sigal recuerda la extensa historia de "la plaza del poder" que, dice, ha estado sobrecargada de sentidos y asegura que el uso que los distintos gobernantes hicieron de ese espacio público refleja el componente plebiscitario de la política argentina
Desde Perón o muerte (Eudeba), donde junto con Eliseo Verón plantearon que buena parte de la excepcionalidad del peronismo radica en la singularidad de su funcionamiento discursivo, hasta Intelectuales y poder en Argentina. La década del sesenta (Siglo XXI editores), en el que indagó sobre la compleja relación de la izquierda local con el movimiento fundado por Perón, la socióloga Silvia Sigal, investigadora del Centre National de la Recherche Scientifique y de la Ecole de Hautes Etudes en Sciencies Sociales de París, ha hecho del fenómeno del peronismo el tema dominante de sus preocupaciones intelectuales. Durante su reciente visita a nuestro país -estuvo aquí para participar en el Festival Buenos Aires Piensa que organizó la Secretaría de Cultura porteña-, Sigal eligió como tema para su disertación pública uno de los mitos de la liturgia peronista, la Plaza de Mayo, escenario del fundante 17 de octubre y de los discursos de Perón en el balcón frente a la multitud. Sin embargo, lejos de reafirmar la identidad peronista de la plaza más influyente de la política nacional, Sigal recordó la extensa historia de la Plaza de Mayo -"una plaza sobrecargada de sentidos", dice- y aseguró que, pese a la fuerza simbólica del 17 de octubre, su significación histórica no puede ser reducida a la plaza peronista.
En diálogo con LA NACION, Sigal analizó el papel protagónico de la Plaza de Mayo como espacio público de interpelación al poder, del pueblo al gobernante sin intermediarios.
-¿Por qué, mientras que las otras plazas porteñas carecen de significaciones particulares, la de Mayo está, como dice usted, sobrecargada de sentidos?
-La Plaza de Mayo fue siempre la plaza del poder y esto es así por dos motivos: porque quienes querían ir a reclamar lo hacían en ese espacio y, también, porque las fechas patrias se han festejado siempre allí: los sucesivos gobiernos se han presentado a sí mismos y han hecho la exhibición de su poder durante las celebraciones patrias en la Plaza de Mayo. Desde un principio, antes del 25 de Mayo y después, durante todos los primeros años posteriores a 1810, todos los movimientos de los vecinos para pedir cambios de gobierno, las sublevaciones militares, la revolución de San Martín, todo lo que sucedía en Buenos Aires y no en el interior, sucedía acá. En la Plaza Mayo estaban las sedes institucionales más importantes: la Iglesia matriz, el Parlamento, la Suprema Corte, que sesionaba en el Cabildo, y la Casa Rosada. Después, distintas transformaciones y traslados modificaron también el tipo de manifestaciones o movimientos que se desarrollaban. Las protestas llegan más o menos hasta 1930, después empiezan a desaparecer.
-Usted destaca que la Plaza de Mayo fue desde el principio el lugar al que acudían distintos sectores de la vida nacional.
-Sí, porque se suele pensar que la plaza fue escenario sólo de protestas populares y no fue así. Desde 1899 hasta poco antes del 30, también los empresarios protestaban en la calle o llegaban hasta la plaza: todos los sectores se movilizaban. Durante el fin del siglo XIX hasta principios del XX también fueron fuertes las movilizaciones de los empresarios, hubo una primera gran manifestación del Centro de Comercio y, en 1899, una gigantesca de la Unión Industrial.
-Sin embargo, de los distintos sentidos con que se ha asociado a la Plaza de Mayo, algunos han perdurado más que otros.
-Sí, indudablemente, y yo diría que son tres los que quedaron incorporados en la memoria: las celebraciones patrias, el peronismo y la Plaza de las Madres, y no existen razones para pensar que la lista esté cerrada. Sus puntos de origen, respectivamente, son, el 25 de mayo de 1810, el 17 de octubre de 1945 y las rondas de las Madres de Plaza de Mayo desde 1977. Por distintas que sean las razones que llevaron a la movilización, todas tuvieron algo en común: dirigirse al lugar del poder. Pero, a diferencia de otros acontecimientos, no menos importantes políticamente (los bombardeos, la muchedumbre en 1982, la revuelta de 2001), aquellos tres quedaron simbolizados por la Plaza.
-¿Y cómo fue la convivencia entre esos distintos significados que apelaban a ideas políticas a veces encontradas?
-Fue una convivencia pacífica. Se superpusieron sin conflictos, a pesar de sus diferencias, sin lucha por los significados. Así por ejemplo, la Madres la adoptaron como su territorio privilegiado sin morder sobre la potencia de la Plaza peronista y sin referirse a la de la plaza patriótica. Perón, por su parte, intentará colocar al pueblo de 1945 como heredero de los vecinos de 1810. Por eso a mí me interesa subrayar que Perón no fue el primero que salió a la Plaza de Mayo, aunque en la historia haya quedado grabada a fuego esa imagen. Yrigoyen no salió jamás, entre otras cosas porque no le gustaba demasiado hablar en público y porque no era el estilo de gobierno de la época. Podían hablar por micrófono, pero la arenga frente a las masas, no... Salvo Uriburu, que no jura en el salón Blanco, jura ante el pueblo y los soldados de su patria. Y, en cierto modo, es lógico que jurara allí dado que no podía jurar en el Congreso, que estaba disuelto, pero ésa es la justificación más inmediata, no alcanza a explicar por qué tenía que jurar en el balcón, por qué no podía jurar en el salón Blanco como hizo Onganía.
-Tal vez porque para entonces ése ya había quedado fijado como el balcón de Perón y la Plaza de Mayo como la plaza peronista?
-Sí y no, sí y no, porque en todo caso eso no impidió que Lonardi en el 55 (¿más plaza de Perón que en ese momento?) saliera al balcón al asumir el poder e hiciera un discurso al pueblo de su patria desde allí. Estas cosas que suelen quedar fijadas en la memoria de una manera estática son en realidad procesos, capas de sentido que se superponen. Uno podría decir que la gente que fue a festejar a Lonardi "estaba yendo a la plaza peronista" con actitud de revancha y no, no estaba yendo a la plaza de Perón, estaba yendo a la plaza que históricamente el pueblo argentino usó para manifestarse. No dejó de ser nunca la plaza de la historia argentina, como tampoco dejó de ser después la plaza peronista. Como espacio público abierto puede simbolizar a grupos diversos, algo que no sucede con los espacios cerrados, donde la idea de santuario excluye lo que es típico de la Plaza de Mayo, la multiplicidad de significados coexistentes que siguen teniendo en ella vida propia.
-Usted distingue, dentro de los significados de la Plaza de Mayo, el protestario y el celebratorio.
-Las plazas contestatarias tienen un denominador común: los balcones están vacíos. En las protestas de vecinos del siglo XIX y comienzos del XX, el 17 de octubre de 1945, en las rondas de las Madres. Estas últimas también constituyeron una protesta, aunque radicalmente diferente de las anteriores: a semejanza de un Ian Palach o del estudiante de Tiananmen, su importancia no estaba medida por el número, valor supremo de toda demostración pública. Era tal vez la única marcha que no se estimaba por el número de concurrentes; en cualquier otra, desde el desfile del 1° de Mayo a una protesta sindical, todo el valor está puesto en el número de gente convocada, porque da medida de fuerza política.
-¿Y en cuanto al significado celebratorio?
-Además de la relación de la Plaza con los festejos patrios, en otros casos el término "Plaza de Mayo" estuvo vinculado a la arenga de jefes de Estado a la multitud. En eso, Perón no fue el primero. Las "Plazas con balcón" fueron estrenadas por el general Uriburu para asumir el poder ante la multitud, y el presidente Farrell las instalará como rutina. Que en 1930, en 1943 y en 1955 los jefes militares se presentaran públicamente al pueblo porteño en los balcones porque mal podían hacerlo frente a sus representantes en el Congreso es el síntoma más obvio del esfuerzo por establecer un lazo directo, sin mediaciones, entre el jefe de gobierno y las masas en la Plaza, designadas como el pueblo desde el balcón. Están afirmando, en los hechos, a la Plaza frente a las urnas. Septiembre de 1930 quebró el orden constitucional pero no sólo eso. Con el balcón de la Casa Rosada inauguró una de las formas del componente plebiscitario de la política argentina. Muestra otro modo de relación entre gobernantes y gobernados que no pasa por ningún tipo de sufragio, sino que es directa y se establece a partir de los gestos, a partir de la voz y a partir de un cierto cara a cara.
-El 25 de mayo de este año el Gobierno organizó un festejo popular en la Plaza de Mayo: se repartió chocolate caliente, hubo empanadas, desfile de los Granaderos, espectáculos para todas las edades, un tipo de festejo que no se realizaba en los últimos años y que coincidió con una expresión muy en boga a partir de la crisis de 2001: "refundar la Nación".
-Históricamente el 25 de mayo fue siempre una fiesta popular organizada por la municipalidad, que contrataba equilibristas, payasos, bailarines. En un momento se dejó de hacer, porque después de la federalización empieza a formalizarse más en ceremonias. Pero siempre hubo bailes populares, cantantes, conjuntos folklóricos. Algunos componentes que estaban desde el principio desaparecen durante un tiempo, vuelven a aparecer. Uno puede darle un significado coyuntural, en relación con el momento político en que Kirchner, por ejemplo, decide retomar esa tradición, pero para una mirada macrohistórica uno diría que hay como un stock de cosas que pueden suceder en la Plaza de Mayo y que aparecen o son usadas en función de la memoria de la gente, del momento político, como la refundación, por ejemplo. Hubo bailes en 1810 y después no se bailaba más, hasta que Perón otra vez organizó bailes para el 17 de octubre, y después desparecieron otra vez, y después vuelven a aparecer.
-Durante la crisis de 2001, la Plaza de Mayo no fue el lugar excluyente de protesta; por el contrario, se fortalecieron los piquetes y las asambleas barriales.
-Sí, uno podría decir que esa desconfianza en los políticos llevó a la reunión en el barrio y no en la plaza del poder, que estaba siendo cuestionado.
-¿Y hoy? ¿Es una plaza más desideologizada?
-Sí, como el resto de las cosas. Aunque habría que ver porque es verdad que hay taxistas, hay fleteros, vendedores ambulantes, hay de todo un poco, pero también piqueteros de distintos grupos, y eso no es desideologizado. Lo que me parece que está pasando es que cuando ya empiezan a enterrarse taxistas o a ponerse los ómbnibus sobre los canteros, con reclamos extrordinariamente sectoriales, por cualquier cosa... Yo la veo como una plaza protestataria pero de todo tipo de protestas, de los sectores más diversos hasta la caricatura, a veces. Este es un momento muy especial, yo diría que nunca antes la Plaza de Mayo se pareció tanto a la plaza de 1810 en adelante, cuando todos los vecinos iban y se reunían a reclamar.
El perfil
TEMAS
Socióloga e investigadora en historia política, miembro del Centre National de la Recherche Scientifique y de la Ecole de Hautes Etudes en Sciencies Sociales de París, Silvia Sigal ha investigado especialmente el fenómeno del peronismo y la relación de la izquierda argentina con el movimiento fundado por Perón.
PUBLICACIONES
Entre sus libros más difundidos están Perón o muerte (Eudeba), escrito junto con Eliseo Verón, e Intelectuales y poder en Argentina (Siglo XXI editores). El año próximo se publicará su último trabajo: La Plaza de Mayo.
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