Signo de los tiempos. Las paradojas de gobernar desde las redes sociales
Las ventajas de poder acceder a la información de primera mano y los gastos millonarios en el sistema de medios
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La Argentina es pródiga en paradojas, esas contradicciones sin explicación aparente. Una inmensa es que dos décadas de precios récords de exportaciones resultaron en crecimiento, pero de la pobreza. Y que, en esa miseria, se gasten más de ocho mil millones en “difusión de actos de gobierno” (según presupuesto 2021, que la inflación de 2022 acrecienta bastante más). Que suelen ser actos de militancia partidaria, como el que transmitía el 2 de julio de 2022 el millonario sistema de medios del Estado, mientras el anuncio de gobierno trascendente se publicaba en el sistema gratuito de las redes sociales.
Aquel sábado 2, el canal estatal interrumpió su anodina programación para transmitir el responso al fundador del partido peronista oficiado por la pastora de la grey kirchnerista, que no escatimó exorcismos al plan económico de su Gobierno. Horas antes, la agencia de noticias estatal dedicaba varios cables a una tupida agenda internacional del ministro de Economía. Minutos después, el aludido presentaba su renuncia por Twitter. Al día siguiente, la portavoz presidencial anunciaba la sucesión por la misma plataforma.
A pesar de que disponen de múltiples salas para conferencias de prensa, una productora exclusiva con conexión directa a los noticieros oficiales y una agencia de noticias superpoblada, el anuncio prefirió Twitter. No es algo nuevo. El Correo Argentino lleva años estatizado, pero la política manda sus cartas públicas por las redes sociales. Las audiencias entre presidente y vicepresidente no se celebran en los generosos aposentos que usufructúan mientras están en el cargo. Sus contactos tienen lugar, mal y poco, por WhatsApp.
El registro público de las plataformas es inapelable. La renuncia del ministro de Economía podía haber sido cajoneada, negada, rasgada en pedacitos, de no haber sido publicada en Twitter.
Ante el silencio oficial, el reporte del reemplazo ministerial quedó a cargo de los memes de Julio Iglesias. La prensa apenas fue invitada a ejercer ese periodismo parado en el portón verde que informa quién entra y quién sale de la residencia presidencial
El registro implacable del 2 de julio a las 17.47 puso también en evidencia la reacción oficial a esa renuncia. La vicepresidente publicó a las 19.45 imágenes de ella con vítores, ella con mohines, ella firmando autógrafos, ella con funcionarios sobreactuando que en el país no pasaba nada. En la cuenta presidencial quedaban tuits del día anterior con bombos, aplausos y Viva Perón. Eso veían el público argentino y la audiencia internacional. El pez por la boca muere, y el funcionario, por la red social.
Ante el silencio oficial, el reporte del reemplazo ministerial quedó a cargo de los memes de Julio Iglesias. La prensa apenas fue invitada a ejercer ese periodismo parado en el portón verde que informa quién entra y quién sale de la residencia presidencial. Y para compensar algo las loas que de la ministra entrante publicó enseguida la prensa militante, aparecieron publicaciones de la funcionaria hechas antes del acartonamiento que impone el nombramiento oficial.
DERECHO A CONOCER
Aunque los sucesos recientes desplazaron de la agenda el caso de la señora Denegri contra Google, el fallo resulta más oportuno que nunca. Gracias a él, la Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció de manera indubitable que la sociedad tiene derecho a conocer cualquier información pública de la nueva ministra. Incluso aquellas publicaciones que las compañeras piden, con mal llamada solidaridad de género, obviar. Paradójicamente, no se puede solicitar el olvido sin recordar aquello que se pide olvidar.
La demandante Denegri puede haber perdido el juicio y reactivado el interés por ese video escandaloso que solicitaba olvidar, pero ganó un honor mayor al que buscaba. Su nombre quedará como jurisprudencia de la libertad de información y del derecho ciudadano a saber. Ante las tensiones entre el derecho al honor y la protección de la libertad de expresión, el Tribunal “sostiene que esta última goza de una protección más intensa siempre que se trate de publicaciones referidas a funcionarios públicos, personas públicas o temas de interés público”. Consideró que “resguardar el más amplio debate respecto de las cuestiones que involucran personalidades públicas o materias de interés público” es “garantía esencial del sistema republicano” y tiene “prioritario valor constitucional”. Argentinos, a googlear.
El cambio más trascendental para la política es que la huella digital habla más de la personalidad de los funcionarios que sus discursos. Si el gobierno necesita de las redes para comunicar es porque los medios que controla carecen de credibilidad. La paradoja más amarga por los propagandistas es que la credibilidad de las redes reside, justamente, en su libertad.
Analista de medios