Señales de la coalición “semáforo” alemana
El ascenso de la Ampel-Koalition –coalición semáforo– al gobierno en Alemania genera poderosas señales en materia de efectiva gobernanza democrática. Así, el proceso de la formación de la coalición liderada por el canciller socialista Olaf Scholz, e identificada por los colores de sus tres partidos integrantes –colorado (partido socialista: SPD), amarillo (partido liberal: FDP ) y verde (partido verde)–, deja una serie de enseñanzas que son relevantes hasta para la democracia argentina.
La primera señal es que estos partidos tienen la capacidad de gobernar en coaliciones. Aunque la Ampel-Koalition es inédita en Alemania, no es inédita la participación de sus integrantes en gobiernos alemanes. El SPD es uno de los dos partidos más importantes de Alemania –junto a la unión demócrata cristiana (CDU)–, y ha gobernado frecuentemente, dando grandes figuras como Willy Brandt, Helmut Schmidt y Gerhard Schroeder. Lo ha hecho solo o en coaliciones. El FDP ha gobernado en coalición con los socialistas durante el gobierno de Willy Brandt (1969-1974), con su líder Hans-Dietrich Genscher como ministro del interior. Luego, en el gobierno del socialista Helmut Schmidt (1974-1982), con Genscher como ministro de relaciones exteriores y vicecanciller. Y también con la CDU durante el gobierno de Helmut Kohl, con Genscher nuevamente a la cabeza del ministerio de relaciones exteriores y como vice-canciller (1982-1992). Los verdes gobernaron con los socialistas con Gerhard Schroeder (1998-2005), y su líder Joschka Fischer lideró las relaciones exteriores.
La segunda señal es que estos partidos llegan al gobierno con un considerable nivel de know-how acumulado de como gobernar en forma efectiva. Este conocimiento perdura en las personas y cuadros que han gobernado, con líderes como Schroeder y Fischer aún vivos y activos en materia de opiniones. Pero también se transmite a través de los respetados think tanks detrás de cada partido
La tercera señal es la voluntad de actuar como una verdadera coalición de gobierno. Así, mientras los socialistas –que obtuvieron el 25,7% de los votos– tienen 8 ministros sobre un total de 17, los verdes –14,8% de los votos– tienen 5 ministros, y los liberales –11,5%– tienen 4. El líder verde, Robert Habeck, será el vicecanciller y el ministro de asuntos económicos y acción climática, y otra líder verde, Annalena Baerbock, será ministra de relaciones exteriores. Por su parte el líder del FDP, Christian Lindner, será el ministro de finanzas, una especialidad de este partido.
La cuarta señal es que se llega al gobierno con un programa común, tenazmente negociado entre las elecciones en septiembre y la formación del gobierno en noviembre. Este programa común representa un consenso de las tres fuerzas en torno a, entre otras cosas, la modernización y renovación de Alemania, su papel en Europa y el mundo, y el accionar en el campo climático a nivel nacional e internacional.
La quinta señal es que este sólido sistema democrático sigue dejando fuera del gobierno a los partidos de corte autoritario. Tanto a los extremos de izquierda (Die Linke) –que obtuvo 4,9% de los votos–, como a los de derecha (AfD) –que obtuvo 10,3%–.
Quizás la señal más poderosa sea la de alinearse con lo escrito por el excanciller Helmut Schmidt: “Sin compromisos, el consenso de una mayoría no puede ser realizado. El principio del compromiso es parte esencial de la democracia representativa”.