Seis cumbres para medir cuánto cambió el mundo
Los cambios políticos y geopolíticos que están teniendo lugar en el mundo podrán medirse en cuanto a su alcance y consecuencias, en seis cumbres de jefes de gobierno, que tendrán lugar en el semestre que va de mayo a noviembre de 2017.
La Cumbre del G-7, que se realizará a fines de mayo en Sicilia (Italia), será este año el primer encuentro de Trump con los líderes occidentales en conjunto. Este grupo reúne a los países más desarrollados del mundo, de acuerdo con los parámetros vigentes hace un cuarto de siglo, cuando se disolvió la URSS. Se trata de EE.UU. y Canadá en el continente americano, Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia en Europa y Japón en Asia. Económicamente, están en este grupo cinco de las seis economías más grandes del mundo. Se trata del encuentro más importante de los jefes de gobierno de lo que políticamente suele llamarse el "mundo occidental". La relación entre Trump y Europa será la gran cuestión a observar y para entonces habrá tenido lugar la segunda vuelta de la elección presidencial francesa, que es crucial para el futuro de dicho continente, porque una UE sin Francia implica no sólo que queda sin presencia permanente en el Consejo de Seguridad de la UN, sin armas nucleares y sin fuerzas armadas con proyección global, sino que implica también la crisis del euro, algo que no sucede con el Brexit. Trump llegará a este encuentro tras haber tenido encuentros bilaterales con varios de los jefes de Estado de dichos países y luego de haber fijado y ejecutado las líneas centrales de su política exterior.
Estos países son aliados militares de EE.UU. a través de la OTAN, como Japón es el más importante en Asia. La Cumbre de esta alianza militar en Bruselas se realizaráinmediatamente después. En ella, Trump seguramente buscará el apoyo de los aliados occidentales de EE.UU., tanto para enfrentar a China por el predominio global como para combatir al terrorismo fundamentalista islámico. Sus socios de la OTAN reclamarán la vigencia y fortalecimiento de esta organización y el presidente estadounidense recordará la falta de cumplimiento de compromisos de gasto militar con la organización por parte de la mayoría de ellos. Rusia seguramente será un punto controversial entre el presidente estadounidense y Europa. La posibilidad de una Cumbre extraordinaria de los jefes de gobierno de la OTAN en Bruselas -se hizo en febrero de 2005, recién reelegido Bush hijo- quedó descartada ante las tensiones iniciales entre el nuevo presidente estadounidense y la mayoría de los gobiernos europeos.
Además de estas dos cumbres, Trump se reuniría con el papa Francisco, que, si bien no forma parte del poder político y militar de Occidente, es una figura de peso moral en él.
Es así como a fines de mayo podrá quedar claro qué ha sucedido entre el nuevo jefe de la Casa Blanca y Occidente.
En junio se reunirá en Kirguistán la Cumbre de jefes de gobierno de la Organización de Cooperación de Shanghai, integrada por Rusia y China y otros tres países del Asia Central, además del mencionado (Uzbekistán, Kazakhstán y Tayikistán), concretándose la incorporación formal de India y Pakistán, aceptada el año pasado. Esto implica un avance en la convergencia estratégica del Asia. Permitirá observar qué grado de cohesión política tienen las potencias asiáticas frente a las tensiones que sufre occidente, la relación entre Putin y Xi y el grado de acercamiento que han alcanzado con India y Pakistán.
La puja global entre EE.UU. y China y entre desarrollados y emergentes, se pondrá de manifiesto en la Cumbre del G-20, que será en Hamburgo (Alemania) el 7 y el 8 de julio, siendo la primera del grupo a la que asistirá Trump y en la que compartirá las deliberaciones con los líderes de las potencias asiáticas. Mientras China tratará de ponerse al frente del "mundo emergente" -buscando puntos en común entre los Brics y países medianos del grupo, como Indonesia, Corea del Sur, México, Australia Arabia Saudita, la Argentina y Turquía-, es posible que a los países desarrollados del G-7 les resulte difícil mantener su cohesión. Para ese momento, Trump ya habrá tenido encuentros bilaterales con varios de los jefes de gobierno del G-20, como los tuvo sucesivamente con May, Merkel y Xi. Pero si no lo hizo antes, esta Cumbre será escenario de su encuentro con Putin, una relación privilegiada, que circunstancias de la política interna estadounidense obligaron a enfriar.
En octubre se reunirá la Cumbre de los jefes de gobierno del grupo Bricsa, en China. Tres de ellos (Xi, Putin y Modi) ya habrán compartido en junio la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai y en julio la del G-20, en la cual también habrán estado los presidentes de Brasil y Sudáfrica. Se trata de una convergencia del mundo emergente, que busca representar a Asia, América latina y África, sin olvidar que Rusia es una potencia "euroasiática". Este grupo sigue siendo un instrumento valorado por la diplomacia china.
Por último, en noviembre, tendrá lugar en Vietnam una nueva cumbre de los 18 jefes de gobierno de la APEC, que reúne a las principales economías del Pacífico. Abandonado por Trump el Tratado Transpacífico, será el ámbito en el cual seguramente China tratará de avanzar en su propia propuesta de acuerdo de libre comercio, entendido más como un instrumento geoeconómico para la geopolítica que como un compromiso ideológico con la globalización económica. La rivalidad entre EE.UU. y China podrá medirse en este encuentro de países que en conjunto reúnen el 60% del PBI mundial.
En conclusión, estas seis cumbres que tienen lugar en el semestre de mayo a noviembre permitirán evaluar hasta dónde el mundo está cambiando o no y, en particular, los efectos y consecuencias globales del primer año de gobierno de Donald Trump.
Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría