¿Seguirán aumentando los ya elevados gastos militares mundiales?
La invasión de Rusia a Ucrania, sumada a la persistencia de los conflictos geopolíticos actuales, presagian un lamentable incremento de los gastos sin un correlato de ayuda humanitaria
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De acuerdo a la última información suministrada por el Anuario 2021 del SIPRI (Instituto Internacional de Estocolmo para la Paz), en 2020 los gastos militares ascendieron a 2 billones de dólares (millones de millones), lo cual implicó un aumento del 2,6% respecto al año anterior y representó un 2,4% del PBI mundial.
Este fenomenal monto destinado a “defensa” se contrapone a los relativamente escasos recursos (estimados actualmente en no más de 25 mil millones) que la comunidad internacional destina a dos flagelos que a la fecha castigan fuertemente a determinados sectores de la población mundial: indigencia y migraciones forzosas.
Respecto a la pobreza extrema, el Banco Mundial estima que la misma afecta a más de 800 millones de personas que subsisten con menos de dos dólares diarios. En lo que hace a las migraciones de desplazados (aquellos que huyen de su residencia habitual, pero permanecen dentro de sus respectivos países) y de refugiados (aquellos que abandonan sus fronteras) el último informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) indica que a fines de 2020 el número de personas en tales condiciones alcanzaba a un total de 80 millones; los cuales vivían en condiciones infrahumanas de hacinamiento y asistencia alimentaria y sanitaria mínima.
Es interesante mencionar que la principal generación de estos dos flagelos viene dada por la proliferación de conflictos geopolíticos que demandan cada vez mayores fondos para gasto militar, lo cual -a su vez- restringe aún más la escasa ayuda destinada a paliar los alarmantes escenarios descriptos. Dicho de otro modo: a mayor nivel de conflictos, mayores serán los gastos militares y mayor también el famélico ejército de indigentes y desplazados.
Dado este lamentable escenario, el propósito de esta nota es analizar el escenario actual de conflictos geopolíticos y la previsible evolución de los gastos militares mundiales.
Siempre de acuerdo a la información suministrada por el SIPRI, al cierre de 2020 había nada menos que 39 “conflictos armados activos” distribuidos de la siguiente manera: 2 en América; 7 en Asia y Oceanía; 3 en Europa; 7 en Oriente Medio y Norte de África y 20 en el África Subsahariana. Para advertir la gravedad de esta situación basta mencionar que el total de victimas de estas “guerras” se estima en no menos de 120.000 personas y un número aún mayor en 2021. Por su parte, los escenarios más violentos han sido, entre otros: Afganistán, Yemen, Siria, Nigeria, República Democrática del Congo, Etiopía, Somalia, Malí, Irak y Sudán del Sur. Como se ha dicho anteriormente, todos y cada uno de estos conflictos son demandantes de armamentos y generadores de migraciones forzosas, pobreza, insatisfacción de necesidades humanitarias y graves violaciones de derechos humanos.
Los hechos descriptos hasta aquí y la aparición de nuevos conflictos post 2020 permiten estimar que ha habido un incremento de los gastos militares en 2021 que- según estimaciones privadas- no sería menor al 3% (aproximadamente 60 mil millones de dólares!). Sin embargo, no todo termina aquí. En efecto, la criminal invasión de Ucrania por parte de Rusia a partir del 24 de febrero último, ha venido a empeorar dramáticamente la situación. Se trata de una gravísima violación del derecho internacional que ha exigido respuestas económicas de los países de Occidente (especialmente de los miembros de la Nato) sumadas a importantes entregas de material bélico al ejército ucraniano. Como se comprenderá, esta situación llevará a incrementar fuertemente los gastos militares de dichos países no sólo para reponer el material entregado sino también para aumentar su nivel de seguridad.
Sólo a modo de ejemplo veamos algunos anuncios de medidas concretas que refuerzan la expectativa de un importante incremento de los gastos militares en el corto y mediano plazo:
• Alemania ha dado un giro de 180 grados en su política militar al anunciar un paquete especial de gasto militar de 100 mil millones de euros y su intención de llevar el gasto al 2% de su PBI tal como lo exige la NATO
• Este compromiso de llegar al ratio de 2% también ha sido anunciado por la mayoría de los miembros de la Comunidad Europea
• En EE.UU. el partido Demócrata ha modificado su tradicional oposición a aumentar los gastos militares
• China ha anunciado un aumento de su presupuesto anual 2022
• Rusia, sea cual fuere el resultado de la invasión, deberá reponer el material destruido en Ucrania
En síntesis. Ya antes del conflicto RUSIA/UCRANIA los gastos militares mostraban una tendencia creciente, alimentada por la confrontación de Occidente con Rusia y China y por la existencia de numerosos conflictos armados. La cifra de 2 billones de dólares alcanzada en 2020 es altamente ilustrativa. Asimismo, siempre ha sido clara la increíble desproporción entre dicha cifra y los escasos recursos destinados a paliar los crecientes flagelos de pobreza extrema y migraciones forzosas. Lamentablemente, la nueva situación post invasión rusa no solo no hará que los gastos militares se reduzcan sino que, por el contrario, aumentarán al igual que el universo marginal de la población. En efecto, a la fecha, se estima que ya hay más de 3,7 millones de civiles ucranianos que han buscado refugio fuera de su frontera.
Un comentario final. ¿No sería posible modificar en el mediano plazo esta dramática situación de inequidad entre gastos militares crecientes y recursos más que escasos para atender un número creciente de población marginal? A este respecto, basta pensar que -si en vez de incrementar los gastos- los mismos se redujeran un 10%, se liberarían recursos por un monto del orden de los 200 mil millones de dólares; los cuales multiplicarían con creces los aproximadamente 25 mil millones de dólares de programas específicos destinados actualmente a la pobreza extrema y las migraciones forzosas.