Se van, se van, y nunca volverán
El título de esta nota no alude al cantito del Frente de Todos cuando festejaba el triunfo electoral de 2019. Tampoco a la creencia del expresidente Macri, que manifiesta regularmente y ha repetido recientemente en un programa de televisión conducido por Juana Viale. Expresa que el Pro aprendió de sus errores y que la población argentina maduró. Con esa creencia se convence, y quiere convencer, que el populismo “no volverá” y que nos esperan décadas de progreso.
El título tiene dos partes. La primera: “se van, se van”. No es de acá, la escuché por Zoom. El orador fue un líder político de una región federativa del Este alemán. Es una región relativamente rezagada (34.000 U$S/cápita), respecto de Bremen (60.000 U$S/cápita) o de Baviera (48.000 U$S/cápita). La preocupación del líder político es que resulta difícil retener a los mejores profesionales jóvenes. Estos emigran a otras regiones más prósperas. Pero el dirigente no pensaba en “nunca volverán”. Está trabajando para evitar la fuga de talentos: gestiona políticas de desarrollo para facilitar el crecimiento empresario, más y mejores empresas y, por esa vía, atraer a más jóvenes, más calificados. Esos jóvenes son el principal activo de cualquier empresa, de cualquier región o de cualquier país, sobre todo cuando las poblaciones envejecen. Más y mejores empresas, supone más empleo, más riqueza, más sueldos. Y permite abrir más bares, cines, teatros, restaurantes, deportes, mejoras urbanas. Y también universidades y centros de investigación científica. Todo eso retroalimenta el deseo de más jóvenes a instalarse y fortalecer el desarrollo. El dirigente alemán no transmite sueños vacíos: pone en marcha instituciones, inversiones, construye capacidades públicas, innova en la gestión, arma equipos que planifican pensando en tiempos largos… compite.
Leyendo alguna bibliografía sobre la gestión del desarrollo económico de las provincias chinas, me encontré con programas para tratar de beneficiar a las pymes y a los nuevos emprendimientos, para que puedan competir mejor con las grandes empresas en la retención de talentos. Cuidan el semillero de las empresas del futuro.
“Y no volverán”, la segunda parte del título, es argentina. Refiere al éxodo de los que se fueron, se van y se van a seguir yendo en una escala nunca vista. Son emprendedores y profesionales. Algunas encuestas mencionan que cada vez más jóvenes sueñan con abandonar el país.
Parecería que el tema no está en la agenda de la política argentina. Junto con el Covid, los temas urgentes son: la reforma judicial, el procurador del tesoro, las tarifas de los servicios públicos y, desde luego, las elecciones de medio término y la pelea por los lugares en las listas de candidatos.
La más grande descapitalización del país no figura en la agenda. Si Mercado Libre y Globant dejaron de tener su centro de decisión en el país, si Grobocopatel está en Uruguay y si todos los días hay una sangría de chicos que se van a vivir a otros países, no es tema para la agenda de nuestros dirigentes. En cambio -hasta hace poco- figuraba el filicidio: mantener las escuelas cerradas y, como en un chiste de mal gusto, se llegaron a cerrar los juegos de las plazas. Digo yo, ¿qué experto “epidemiológico” les habrá dicho que los jardines “blue” o la cerveza en la esquina del barrio tienen mejores protocolos que las escuelas, o que el tobogán es más peligroso que jugar a la pelota a pocos metros del patio de juegos? Y ese filicidio sigue, con muchas escuelas cerradas y sin ideas, planes ni presupuestos para remediar el daño generado por ser uno de los países del mundo que más atentó contra los niños y jóvenes.
Ni el Frente de Todos, ni Juntos por el Cambio saben balbucear una política de mejora de la educación y una política de desarrollo. Calidad y equidad educativa, y gestión del desarrollo son las dos prioridades argentinas. Son las que pueden asegurar que más chicos formados encuentren mejores trabajos y que los jóvenes más capaces y soñadores se queden para construir sus empresas acá con más empleos formales, y –de paso- construir el futuro del país. Esas cosas no están en las agendas de las fuerzas políticas, aparentemente no sirven para conseguir votos.
Pero, señores, ustedes están para hacer docencia, que de eso también se trata la política. No solo de votos comprados con planes y empleo público, tampoco con gestos de campaña, echando culpas o con promesas electorales vacías e incumplibles.
Hay un hilo que conecta el filicidio, la descapitalización de los que “no volverán”, la inexistencia de políticas de desarrollo y de mejora de la educación: es el desprecio por el futuro.
Pero sepámoslo: el futuro llega.
Miembro del Club Político Argentino y de ConstiTuya